Chusma
Cada viernes la escritora Almudena Grandes nos obliga a pensar. Viernes, 28 de noviembre
La columna de Almudena Grandes: 'Chusma'
01:23
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Madrid
Siempre he estado orgullosa de mi estirpe plebeya, pero últimamente he descubierto que, además, soy chusma. Nunca he admirado a la Duquesa de Alba, esa señora de aspecto físico tan desagradable que heredó media España, cobraba una millonada en subvenciones de Bruselas, pagaba unos impuestos ridículos y hacía muchas obras de caridad. Soy chusma, igual que los demócratas españoles de 1936, a quienes las brillantes gestiones del padre de la Duquesa como embajador de Franco en Londres, condenaron a la derrota, a la muerte, a la miseria o al exilio. Esa es mi herencia, y como soy partidaria de la justicia, detesto a la gente que hace obras de caridad. La solidaridad auténtica, sin embargo, me calienta el corazón. Esta semana, sin traicionar a mi Atleti, he sido también del Rayo Vallecano.
Confieso que he celebrado el ingreso en prisión de la Pantoja, como celebraré el de Fabra, y el de Urdangarín. No es nada personal, sólo la imperiosa necesidad de sentir que algo sigue siendo sólido mientras todo se deshace. Es triste que la cordura propia tenga que fundarse en la desgracia ajena, pero el nivel de realidad de este país nunca ha sido tan frágil. Ningún narrador español habría sido capaz de inventarse al pequeño Nicolás. Tampoco los motivos del ministro del Interior para justificar que Asuntos Internos detuviera a un impostor incómodo pero inofensivo. Si la situación que estamos viviendo se merece un autor, no podría ser otro que Santiago Segura. Con los titulares de los últimos quince días, ya tiene de sobra para Torrente 6. Y 7. Y 8...