El PP y su decisión de no adelantar las elecciones: ¿Tenía otra opción?

Madrid

En los sistemas parlamentarios el presidente dispone de una herramienta para intentar competir electoralmente en un escenario propicio; la capacidad de adelantar elecciones.

Lo que sabemos desde la ciencia política es que esa estrategia se sigue en diferentes escenarios. Hagamos el ejercicio de compararlo con la situación del Partido Popular para ver sus incentivos para el adelanto.

La primera razón para el adelanto se da cuando el partido en el poder sabe seguro que va a ganar y quiere maximizar su victoria en escaños. Por ejemplo, si el rival es débil o las encuestas son favorables. Este no parece ser el caso y todos los sondeos apuntan a que la distancia entre PP y PSOE o Podemos cada vez se estrecha más.

La segunda es si se trata de un gobierno de un solo partido en minoría parlamentaria y no dispone de los apoyos necesarios para continuar gobernando. En era el caso de Zapatero en 2011 pero el PP ahora mismo es dispone de mayoría absoluta.

La tercera es si se puede emplear el arrastre de hacer concurrentes las elecciones autonómicas con las generales. Cuando las elecciones son simultaneas el debate se vuelve nacional y si la marca PP cotiza al alza (o más que los candidatos autonómicos), esto puede dar ventaja. De nuevo, no parece ser el caso y, como le pasó al PSOE en 2011, la marca nacional pesa.  Siendo esto así tiene cierta racionalidad no optar por el adelanto.

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Ante la pregunta de si en un año el PP puede remontar la tendencia de las encuestas (según la encuesta de Metroscopia, 8 de cada 10 españoles desaprueban la gestión de Rajoy y solo un 19% le da un aprobado) a mi juicio esto es poco probable porque las valoraciones negativas correlacionan muy fuerte con la situación económica. La ciudadanía no percibe una recuperación del país según los sondeos y de momento no se ha traducido en una mejora de las evaluaciones políticas de los ciudadanos. Además, que en los barómetros del CIS la corrupción haya batido record tampoco ayuda al ejecutivo.

Ya estamos en pre-campaña y el gobierno, pese a tener absoluta, probablemente no lleve adelante más reformas impopulares. Lo más probable es que intente minimizar los daños para al menos dejar de ceder terreno en los sondeos e intentar mantener tantos bastiones como sea posible en las autonómicas y municipales de mayo.