Lo que no deberíamos aceptar en 2015

Madrid

Aquí seguimos, a dos horas de arrancar la última hoja del calendario de este 2014... No nos vamos a atrever a hacer balance de cómo ha ido porque eso depende de cada uno... ni nos vamos a aventurar a avanzarles lo que puede pasar en 2015 porque, obviamente, todavía está por escribir...

Pero sí podemos hablar de aquello que, después de este año que estamos a punto de dejar atrás, ya no nos vamos a creer... o difícilmente aceptaremos.

No aceptaremos que ningún cargo público utilice el puesto para vivir a todo tren... ya sea a través de una tarjeta o con una comisión ilegal a cambio de un contrato para prestar un servicio público.

Pocos creerán que la crisis es historia mientras el trabajo que se crea no garantice una vida digna, mientras siguen los desahucios de familias sin alternativas... mientras los hogares no puedan pagar lo más básico de los suyos (como la comida de los más pequeños... o la calefacción en invierno...)

No aprobaremos retrocesos a derechos adquiridos a cambio de un puñado de votos, como han intentado este año con las mujeres y el aborto... ni que la diferencia entre la muerte o la vida se mida por criterios económicos, como en el caso de los afectados de la Hepatitis C.

Difícilmente contemplaremos con pasividad como centenares de inmigrantes se dejan la piel a jirones en las concertinas cuando intentan buscar una vida mejor o les hacinamos en algo similar a una cárcel cuando huyen de la violencia de la guerra en su país.

Todo esto y mucho más es lo que hemos aprendido en 2014. Resistan a 2015, no parece que vaya a ser fácil como pintan algunos.