'No llores, vuela', el milagro es perdonar
Claudia Llosa rueda en inglés el drama 'No llores, vuela', protagonizado por Jennifer Connelly
Madrid
Tanto en La teta asustada como en Madeinusa, la directora peruana Claudia Llosa configuraba unos personajes femeninos ubicados en una realidad local casi marginal. En No llores, vuela (Aloft), su salto al cine internacional, Llosa mantiene esa atmósfera local, aunque sale de su Perú natal, la interacción entre el paisaje y el drama es el leit motiv de esta historia amarga, de una madre herida y de un hijo lleno de dolor.
Llosa construye una estructura fílmica compleja y absorbente, que acoge al espectador y lo embauca en un viaje frío, distante, pero conmovedor, a través de tres personajes: la madre, una Jennifer Connelly desgarradora, el hijo, Cillian Murphy y la periodista, una magnética Mélanie Laurent. Este relato alegórico está narrado a dos tiempos, la historia de una madre que descubre que puede sanar con su fe a todos salvo a su hijo, y la del hijo alejado y traumatizado por esa madre. La cinta está rodada con elegancia, pero Llosa se complica al inyectar suspense a esa trama dramática.
¿Es la madre ausente o la madre presente el problema? ¿Es el perdón el verdadero milagro? ¿Es la fe lo que tenemos cuando ya no tenemos nada?, ¿Existe el olvido? Claudia Llosa plantea preguntas ayudada de la poética de un paisaje -el de Manitoba (Canadá)- gélido y solitario, brusco, como propia película y pone patas arriba la idea tradicional de la maternidad. No llores vuela es una película imperfecta pero incómoda y esa incomodidad es lo que la hace interesante.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...