La épica irrumpe en Australia
República de Corea, Irak, Emiratos Árabes Unidos y la anfitriona Australia, disputarán las semifinales de una Copa Asia que ha superado cualquier expectativa
Tres prórrogas, dos tandas de penaltis y la aparición de un mito que siempre acude al rescate de su equipo. Los cuartos de final de la Copa Asia han superado cualquier expectativa, con cuatro partidos de alto nivel y emoción hasta el final. República de Corea, Australia, Irak y Emiratos Árabes Unidos son las cuatro selecciones que competirán por un puesto en la final. Salvo Australia, todas tuvieron que jugar hasta 120 minutos de partido para decidir el vencedor de una de las rondas de cuartos con más tensión que se recuerdan.
Corea del Sur tuvo que encomendarse a su estrella, el jugador del Bayer Leverkusen Son Heung-Min, para ganar el partido en la prórroga. Un encuentro muy intenso, de ida y vuelta y con muchos acercamientos a las dos áreas en los minutos finales que lo hacían totalmente impredecible. Nesterov, el guardameta de Uzbekistán, salvó varias veces a su equipo, y su bien organizada defensa no cedió hasta el tiempo extra, donde Son exhibió su capacidad de remate con dos goles que vuelven a clasificar a República de Corea a semifinales cuatro años después.
La anfitriona Australia comenzó sufriendo ante una bien organizada China, que había sorprendido en fase de grupos con un pleno de victorias. Los de Postecoglou se hicieron rápido con el balón y comenzaron el acoso a la portería de Wang Dalei, el mejor de los chinos. En el segundo tiempo apareció, como no podía ser de otro modo, Tim Cahill para poner a los ‘Socceroos’ en ventaja con dos remates espectaculares, uno de chilena en área pequeña, y el otro con un soberbio cabezazo a centro de Leckie. Australia cumplió las expectativas y estará en semifinales.
En el conflictivo duelo por el contexto geopolítico entre Irán e Irak, se vivieron los momentos de mayor emoción en toda la Copa. El joven delantero del Rubin Kazan, Sardar Azmoun, adelantó a los de Queiroz cerca de la media hora de juego, poco antes de que su selección se quedara con un jugador menos. Irak empataría tras la reanudación, poniendo un 1-1 con el que se llegaría a la prórroga. La locura se desató en el tiempo extra. Irak se adelantó hasta dos veces en el marcador, pero los iraníes, pese a jugar en desventaja numérica, igualaron con un agónico con de Goochannejhad para forzar la tanda de penaltis. Tras 16 lanzamientos, la campeona de 2007 hizo saltar la primera sorpresa del campeonato.
La mayúscula llegó con la eliminación de Japón, y no solo por el resultado. Las estadísticas reflejaron más de 35 tiros a puerta de los nipones, por solo uno de Emiratos. Todo sumado a un dominio apabullante de los de Javier Aguirre, que producían mucho fuera del área, pero no acertaban a rematar. Encomendándose a la suerte y al buen acierto del guardameta Naser, Emiratos forzó milagrosamente los penaltis. Fueron Kagawa y Honda, dos de las estrellas del combinado nipón, quienes fallaron sus disparos y permitieron a Emiratos avanzar a semifinales contra todo pronóstico.
Las semifinales, que comenzarán el próximo 26 de enero, enfrentarán a Australia – Emiratos y República de Corea – Irak.
Australia – Emiratos Árabes Unidos (27 de enero, 10:00, hora española):
Ante un rival más asequible que el potencial enfrentamiento ante Japón, la anfitriona es favorita para alcanzar su segunda semifinal consecutiva. Ya con Spiranovic libre de su sanción, Postecoglou recupera su defensa titular para enfrentarse a una selección emiratí que deberá seguir solido en defensa y mejorar sus prestaciones con balón para poder superar a la máxima favorita.
República de Corea – Irak (26 de enero, 10:00, hora española):
Sobre el papel, los de Uli Stielike son favoritos para volver a jugar una final 27 años después, pero la selección irakí y su mezcla de juventud y veteranía, está demostrando ser un bloque sólido y difícil de batir. La selección coreana, ante una defensa menos intensa que la uzbeka, podrá abrir más el campo y generar situaciones de remate para no sufrir tanto como en el partido de cuartos de final.