Jugando a ser políticos

Comunistas, socialdemócratas, anarquistas y liberales presentando sus teorías políticas y respetando escrupulosamente el turno de palabra. Por imposible que parezca, es factible. Al menos, ese es uno de los objetivos de "Fórum Revolución 4.0", un proyecto universitario desarrollado por el profesor Rafael Rodríguez en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.

Sus alumnos se han dividido en distintos grupos que defienden cada una de estas corrientes políticas con el objetivo de mostrarlas como las más adecuadas para la organización de un Estado. Y todo ello siguiendo el esquema de un juego de rol en el que los participantes interpretan un papel, un determinado argumento, aun cuando puedan no estar de acuerdo con él en su vida real. Los oradores deben defender un modelo político, uno económico y un tercer módulo de debate centrado en la cultura y los derechos civiles. "Es un proceso constituyente de un nuevo país en el que somos los nuevos diputados del Parlamento de ese nuevo país", nos explica Alejandro, al que le ha tocado defender el anarquismo aun cuando cree que sus premisas no son aplicables en el mundo actual. La defensa de una ideología contraria incluso a la que uno puede tener requiere un esfuerzo extra, como nos cuenta otra alumna, llamada Patricia: "es interesante ver cómo no todos los compañeros están dispuestos a ceder a defender ciertas posturas debido a la contradicción ideológica que provoca defender una ideología ajena a la propia".

El proyecto analiza por tanto el nacimiento de un movimiento político, fenómeno semejante al que ha protagonizado por ejemplo Podemos en España. "La aparición de nuevos movimientos políticos ayuda", aclara el profesor Rodríguez al ser preguntado directamente por la influencia de Podemos y otras nuevas formaciones europeas en su idea,  "se intentan estudiar los nuevos movimientos políticos como parte de procesos que se desarrollan en el tiempo y que no pueden divorciarse del contexto socioeconómico y de la historia". 

Otros alumnos ejercen de público que escucha, pregunta y finalmente evalúa. Ellos también pueden aportar nuevas perspectivas. Por ejemplo, un grupo se ha interesado por el papel que el feminismo puede jugar en las distintas maneras de organizar ese Estado ficticio. Para Alejandro, este tipo de debate "ayuda a que te plantees cómo es tu visión del mundo".

Además de fomentar la participación y el debate, el proyecto busca también mejorar la oratoria de los estudiantes y que sean capaces de ponerse en el lugar del otro. Sobre el papel del juego en todo el proyecto, el profesor Rodríguez defiende también su utilidad: "en mi universidad desarrollo desde hace tiempo un laboratorio de videojuegos. Hay que aprovechar las capacidades de los alumnos respecto a los videojuegos o los juegos de rol para que desarrollen su iniciativa y su aprendizaje".

La universidad sevillana es pionera en el uso de este tipo de actividades que mezclan el juego de rol con el debate político. Cada año acoge un encuentro con estudiantes de toda España en el que éstos interpretan el papel de distintos políticos españoles. En esa simulación del propio Congreso se buscan acuerdos con otros partidos, se aprueban leyes, se debaten y se modifican. Los jóvenes observan la sociedad que les rodea y establecen caminos para mejorarla. Como concluye Patricia, "tenemos una oportunidad de contactar con otros jóvenes con los que compartimos una misma aspiración: encontrar hueco en el futuro".