Oiga, Juncker, ¿y los españoles, qué?
Este viernes 20 de febrero la frase del día llega de la mano de Juncker
Madrid
“Hemos pecado contra la dignidad de Grecia, Irlanda y Portugal”, dijo ayer muy compungido el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Dejo a Petros, a Cormac o a Agostinho que le respondan lo que consideren oportuno. Pero quiero decirle bien alto al señor Juncker que en estas tierras estamos indignados y furiosos porque no ha incluido a los españoles entre sus víctimas. ¿Irlanda, sí, España, no? Vamos, vamos, no seamos mentirosos además de estranguladores. Llevamos años atados de pies y manos, cuando no colgados del cuello, por unas políticas austericidas que han hecho descender las prestaciones sociales de todo tipo varios escalones. En Educación, por ejemplo. O en Sanidad, en Dependencia, I+D, Cultura o Cooperación. ¿Hablamos de la precarización del mercado de trabajo que ni siquiera ha servido para tener menos parados que cuando Rajoy llegó a La Moncloa? Y todo ello para cumplir con las directrices –órdenes, mejor dicho- de la famosa troika, una de cuyas patas es, precisamente, esa Comisión que ahora preside Juncker. Pero hoy tiene el Ojo el día rumboso y está dispuesto a perdonarle por ese terrible olvido. A cambio, este señor que ahora es tan importante debe comprometerse a acabar con aquellos atentados contra la dignidad de millones de griegos, irlandeses, portugueses y españoles, y obligar a Alemania y sus banqueros a soltar la presa.
El resto, palabras, palabras, palabras…
