Omar Sy: ''Samba humaniza las cifras sobre inmigración''
El actor francés vuelve a trabajar con los directores de 'Intocable' en una comedia buenista con trasfondo social en la que comparte cartel con la actriz Charlotte Gainsbourg y que se estrena este viernes
París
Cansado de que le pregunten por el banlieue, por su situación de negro de los suburbios en una Francia que ha demostrado ser menos igualitaria de lo que reza su eslogan, Omar Sy responde con una generosa sonrisa que le ayuda a evitar las preguntas que lo comparan con sus personajes en el cine francés. Saltó a la fama con Intocable y el público, y los periodistas, confundieron la parte por el todo y, a partir de ese estreno, fue el chico de las afueras.
Sin embargo, Omar Sy, que sí nació en un suburbio parisino, dista mucho de la descripción de sus personajes. "Lo que tengo en común con ellos es que a mí también me gusta el fútbol". Este deporte es lo único que conoce de nuestro país. "Te digo que a la siguiente entrevista aprendo español y voy a Madrid", promete este dicharachero actor que se ha marchado de Francia -no para evadir impuestos- para proteger a sus hijos del acoso de la popularidad y, ya que estaba, para probar suerte en la meca del cine participando en películas como X-Men, días del futuro pasado o Jurassic Park.
El personaje de Omar Sy en Samba es un inmigrante que lleva diez años en Francia trabajando en hostelería, pero la burocracia administrativa hace que pierda su permiso de residencia y se ve envuelto en esa alienante experiencia por la que pasan tantos y tantos inmigrantes en la Francia actual. "Como se suele deshumanizar la inmigración mediante cifras e imágenes muy fuertes, mi preocupación era evitar eso, porque en realidad se trata de personas", explica Sy. "Hablamos de alguien que es un individuo con una vida, con una historia detrás; no es justo reducirlo a una imagen o a unas cifras".
Los temores de Omar Sy se han quedado en nada porque si algo es Samba es la huminzación y dulcificación de la situación de los trabajadores ilegales en la Europa de la austeridad. Eric Toledano, uno de los directores junto a Olivier Nakache, defendía el uso de la comedia de opuestos para hablar de este problema tan extendido en su país. "La mezcla de géneros es lo que nos interesaba y decir las cosas con humor, con un poco de impertinencia", explica Toledano.
La esquizofrenia de las sociedades occidentales hace que miremos para otro lado con problemas a los que no sabemos cómo buscarles una solución. Esa es la acusación de Toledano cuando confirma la cantidad de trabajadores franceses sin papeles y el conocimiento de toda la sociedad. "Te los cruzas cada día, pero forma parte de la esquizofrenia de todos los países industrializados el hacer como si no existieran. Forma parte de las reglas", denuncia el realizador galo que no quiere dar soluciones, tan solo lanzar preguntas.
Eso es lo que han hecho en Samba. La cinta no cierra el conflicto, lo pasa por encima con cierto buenismo. Pero el conflicto ha tomado otros derroteros después de los atentados terroristas de París que han dividido a la sociedad francesa en dos. Una separación que Toledano califica de dura y difícil, no solo para la Francia laica, sino para toda Europa. Esa bipolaridad a la que este director de cine hace referencia forma parte ya de la realidad francesa. "No podemos caer en el maniqueísmo, nada es blanco y negro y Francia es esa mezcla", conluye sabiendo que la laicidad puede estar en peligro, pero que ese peligro no es una amenaza externa, sino francesa.
La cinta cerró el Festival de San Sebastián dejando un buen sabor de boca, lo mismo que hizo Intocable en su momento; para la que el certamen donostiarra fue el pistoletazo de salida para una taquilla envidiable. Ahora Samba se lanza a las salas de cine españolas intentando recorrer el mismo camino que su predecesora, para eso ha copiado todos y cada uno de sus elementos.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...