Debates televisados con cuatro años de retraso

Madrid

Los debates electorales se organizan de acuerdo con los resultados de las elecciones anteriores. Ayer, por ejemplo, se celebró el primero en la televisión autonómica andaluza con los candidatos de PSOE, Susana Díaz, del PP, José Manuel Moreno, y de Izquierda Unida, Antonio Maíllo. Parece lógico, pero la realidad es que esas reglas no ayudan mucho a que los ciudadanos obtengan la información que necesitan para votar en estas elecciones, en las de ahora. Porque dejan fuera de debate, el más importante de la campaña, a quienes representan a nuevas fuerzas políticas, y eso aunque los sondeos adelanten que tienen una intención de voto similar, o incluso superior, a la de los candidatos de partidos más tradicionales.

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En el caso de las elecciones andaluzas, todos los sondeos predicen, por ejemplo, que Podemos, que oscila entre el 20 y 22,5% de intención de voto, peleará con PSOE y PP y que quedará muy por encima de Izquierda Unida. Incluso Ciudadanos tiene, según esos sondeos, una intención de voto superior a la de IU.

Se intenta resolver el problema celebrando otros debates en los que sí participen representantes de esas nuevas fuerzas, pero esos otros espacios televisados no tienen, ni mucho menos, la importancia que los protagonizados por los número uno. No es fácil encontrar una solución, afirman los organizadores de esos debates. No, no es fácil. Sobre todo porque no se tiene en mente el único argumento que debería utilizarse en estos casos, es decir el interés de los ciudadanos.