Teniente Segura: “Un militar que se queje de lo que está pasando, no es menos militar”
Luis Gonzalo Segura ha sido detenido tres veces por publicar un libro de denuncia de casos de corrupción en el Ejército.
Madrid
El teniente Segura ha concluído su arresto justo hace una semana. Estaba encarcelado desde el 15 de enero y era su tercera reclusión en menos de un año. Tiene, además, dos propuestas de expulsión del Ejército, entre otras cosas por la publicación de su libro 'Un paso al frente' hace casi un año, una novela donde denuncia casos de corrupción en la Institución de la que forma parte.
Teniente Segura: “Un militar que se queje de lo que está pasando, no es menos militar”
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El hecho de que la bola haya empezado a rodar es una buena respuesta. A pesar de todo, ve positivo "que veamos que esta historia haya salido a la luz y que la sociedad esté viendo que pasa en el Ejército". Sin embargo la actitud del ministro y las altas esferas del Gobierno, dice, que le decepciona.
Esta vez han sido 49 días "tremendos" de arresto. "lo he pasado muy mal", confiesa, "aislado, en unas condiciones que ni siquiera un terrorista podría estar." Su condena no la dictó un juez, "me están condenando mis propios superiores a los que he denunciado por corrupción". Por eso dice que "es inédito" la sentencia a favor de la capitana Zaida Cantera. Lamentablemente, esa victoria se ha convertido en una derrota; "le han destrozado la vida en una persona"
"No estamos hablando de un problema coyuntural, estamos hablando de un problema estructural de las Fuerzas Armadas", refiriéndose a que el caso de la capitana Cantera o el suyo propio no son casos aislados. Por su parte dice que ha recuperado "la libertad, el poder llamar a las cosas por su nombre.
El teniente Segura admite que la corrupción no está en todas las escalas, pero empeora claramente según se va ascendiendo. "En la escala de oficiales cambia totalmente, es una escala muy endogámica y ese es quizás el problema que tiene las Fuerzas Armadas".
También denuncia amenazas, ya no sólo a él sino a quien se relacione con él o denuncie algo. Denuncia que "un militar que se queje de lo que está pasando, no debería ser menos militar". "Cuando salí del primer encierro, se produjo una concentración", cuenta, pero días antes en los cuarteles se amenazó a los soldados de que asistir a manifestaciones es delito. También han recibido amenazas compañeros "por poner la foto del libro [Un paso al frente] en Facebook". "Tengo un compañero que por comer conmigo ha tenido un problemón".
"La ausencia de la libertad de expresión es un caldo de cultivo para malas prácticas" resume el militar. Él ha roto el silencio, pero "saber lo que está pasando y no poder contarlo es espectacular". Dice que tiene pruebas de toda "una contabilidad paralela en las Fuerzas Armadas" que dejaría en la sombra la trama de las tarjetas black.