'Calabria', familia mafiosa en crisis

Madrid

La mafia italiana ha sido representada en el cine en múltiples variantes. La Camorra napolitana o la Cosa nostra siciliana son las dos organizaciones criminales más retratadas. En esta cinta descubrimos a la 'Ndrangheta, cuya zona de actuación se sitúa en Calabria, convirtiéndose en el elemento criminal más poderoso de Italia desde los años 90. Surgen nuevas familias, nuevas organizaciones que arrastran las mismas reglas, los mismos valores, y lo fundamental, lo prioritario y más importante: la defensa del honor.

El director Francesco Munzi dirige Calabria, un filme basado en la novela homónima de Gioacchino Criaco, Anime nere.

En las primeras secuencias de la película, vislumbramos el poder de dos de los hermanos Carbone, cuyos tentáculos alcanzan cualquier tipo de negocio; narcotráfico, construcción…El director nos sumerge en el universo de dos capos italianos ya establecidos y respetados. Sin embargo, poco a poco la película se dirige por otros derroteros. El tercer Carbone vive en su pueblo natal. Luciano es el personaje que aún sigue ligado a la tierra dónde creció con su familia, a la tierra que trabaja día a día, donde pastan sus cabras, en la que cultiva su cosecha. Luciano es el único de los Carbone que no ha sucumbido al mal, que no se ha pervertido. Su hijo Leo cada vez más atraído por el mundo de sus tíos, una noche pierde el control. Así, la familia entera se reúne para discutir como recuperar el honor perdido y asistimos al desarrollo de la verdadera trama de la película; un drama familiar en el que dos mundos completamente diferentes chocan sistemáticamente. Luciano se resiste y lucha contra los mismos vínculos familiares.

La película es un retrato intimista de una familia desestructurada. La mafia de fondo, es el vehículo  para legitimar el uso de violencia. Las vendettas localizadas en ese pequeño pueblo, casi abandonado, alejan la grandilocuencia de las guerras entre familias mafiosas impregnadas en el imaginario colectivo. Casi parecen simples reyertas vecinales, un poquito pasadas de rosca, eso sí.

Una película emocional, cuyo ritmo parsimonioso te atrapa.