'El último lobo'. Lobos en 3-D
Jean-Jacques Annaud dirige esta epopeya humana y animal en las estepas de Mongolia
Madrid
A finales de los años 60, durante la revolución cultural, millones de jóvenes fueron desplazados a territorios del interior de China para enseñar a leer y escribir a poblaciones con menos recursos. Nuestro protagonista, Chen Zen, destinado a un pequeño poblado perdido en medio de las montañas de Mongolia, queda fascinado por la manera de vivir de los nómadas de las estepas, y fascinado con la criatura más temida y admirada: el lobo. El joven, al no comulgar con la decisión de las autoridades de acabar con la manada de lobos para poder extender el poblado por territorios aún salvajes, decide capturar un cachorro y criarlo a escondidas, en cautividad.
Hitchcock decía que no había nada más difícil que rodar con niños o con animales. Jean-Jacques Annaud, director de El oso, o Dos hermanos, forma parte de ese reducido grupo de directores ‘a la antigua’ capaces de pasar varios años sumergidos en un proyecto (con animales o sin ellos: Siete años en el Tíbet), enfrentándose a los desafíos técnicos más increíbles o delirantes. Sus películas son auténticos alegatos medioambientales sobre la relación del hombre y la naturaleza.
Después de varios fracasos de taquilla y crítica, el realizador francés se instaló en China para renacer cinematográficamente con esta película. Siete años ha durado el proceso: tres años adiestrando a 30 lobos y buscando localizaciones, dos años de rodaje y un año de posproducción.
Annaud filma como nadie el mundo animal. La inteligencia colectiva y el sentido de sacrificio por la vida de la manada de lobos quedan perfectamente ilustrados. La cinta, claro alegato contra la masacre de esta especie en Mongolia, y una crítica feroz a la ruputura del equilibrio de la naturaleza, no es la mejor película del realizador, pero varias escenas recuerdan el gran cineasta que es.
La cinta es una fábula ecológica, pero también un relato de aventuras espectacular. Rodada en 3-D, somos testigos de toda la belleza y la rudeza de las estepas de Mongolia, pero sobre todo de la majestuosidad de los lobos en imágenes grandilocuentes, auténtico cine espectáculo. Los lobos haciendo de actores, haciendo ficción. Annaud ha creado una especie de Actor´s Studio con la manada, y ellos lo hacen todo estupendamente. La verdad es que los conflictos de los personajes pasan a un segundo plano, y sólo quieres que reaparezca cuanto antes la manada.