La importancia de llamarse Rato

Madrid

Ayer supimos que Rodrigo Rato se acogió a la amnistía fiscal del gobierno del Partido Popular. Supimos también que es muy posible que se le esté investigando por un presunto delito de blanqueo de capitales, y todo esto al margen de su imputación por diferentes delitos societarios por la salida a bolsa de Bankia. Insisto, todo esto en relación con Rodrigo rato, quien fue ministro, vicepresidente y a punto de serlo todo con José María Aznar y que, antes de su espantada, fue también el máximo responsable del Fondo Monetario Internacional.

Estamos hablando de alguien que tuvo una alta responsabilidad política en este país, que tuvo en sus manos decisiones económicas y financieras que nos afectaron a todos y que mientras tanto diseñaba su arquitectura financiera burlando todos los controles. Volvemos otra vez a la polémica con algo tan sensible como los impuestos y la agencia tributaria. Y hoy hablamos de Rato como podríamos hablar de todos aquellos que se acogieron a esa amnistía fiscal se llamen como se llamen y que gozaron de unas ventajas que se escapan al resto de los mortales. Estamos hablando, porque Rato es uno de ellos, de los mismos que usaron las tarjetas black y que entendieron el poder y la forma de manejarlo como un modo de vida que no entendía de las reglas que debemos cumplir el resto.

Y para acabarlo de arreglar, hoy se le piden explicaciones al gobierno y el gobierno, bueno el ministro Montoro dice que él no habla de ningún contribuyente. ¿Perdón? ¿Es el mismo Montoro que ha señalado a actores, políticos, grupos de comunicación, periodistas? ¿El mismo Montoro que habló y habló sin problemas de Juan Carlos Monedero o de Podemos y sus relaciones con hacienda?

Es el mismo. El que es otro es el investigado, el sospechoso. Esta vez se llama Rodrigo rato, y ante este nombre Montoro guarda silencio. Es la importancia de llamarse Rato.