No hay 'Nunca Mais'

Madrid

Han pasado más de 12 años desde la catástrofe del 'Prestige', pero el tiempo no ha cerrado del todo las heridas ni los temores a que una tragedia similar se pueda repetir en las costas españolas. El hundimiento del pesquero ruso 'Oleg Naydenov' a unos 24 kilómetros al sur de Maspalomas ha resucitado los temores a una nueva marea negra, esta vez en Canarias. Sin embargo, a pesar de las similitudes entre un siniestro y otro, también son muchas las diferencias. Y es, precisamente, en ellas, donde podría estar la clave de un desenlace menos destructivo que el que desencadenó el 'Prestige' en Galicia y en toda la costa cantábrica.

Hay dos coincidencias esenciales entre un caso y otro. La primera, la amenaza sobre zonas marinas y de costa de alto valor ecológico. Y la segunda, la decisión de remolcar los barcos y de alejarlos de la costa, emprendiendo, con ello, recorridos un tanto erráticos que, en el caso del 'Prestige' tuvo un impacto letal sobre el medio ambiente y, en el del pesquero ruso, aún está por ver. A partir de ahí, se imponen las diferencias. Algunas de ellas bastante importantes.

En lo que respecta al barco, lo primero que habría que destacar es que el 'Prestige' y el 'Oleg Naydenov' diferían en el uso, el tamaño y en la cantidad de fuel que transportaban. El petrolero hundido frente a las costas gallegas en noviembre de 2002 doblaba el tamaño del pesquero ruso: 243 metros de eslora del primero, frente a los 120 del segundo. La propia función a la que eran destinados uno y otro es la causa de que el 'Prestige' transportara 77.000 toneladas de crudo, mientas que el 'Oleg Naydenov' llevara en sus tanques algo más de 1.400, las necesarias para navegar. En ambos casos, se trata de fuel muy denso, poco volátil y poco soluble, altamente viscoso y adherente.

El desastre del petrolero se inició debido a una vía de agua que se abrió en el casco, a causa del fuerte temporal, a unos 50 kilómetros de Finisterre. El pesquero, mientras tanto, se encontraba atracado en el puerto de Las Palmas, cuando sufrió un incendio que, al no poder ser controlado, llevó a Capitanía Marítima de Gran Canaria a tomar la decisión de trasladarlo a alta mar. Una vez sofocadas las llamas, se adoptó la decisión de volver a remolcarlo a puerto, pero el barco se hundió finalmente a 24 kilómetros de la costa y a 2.400 metros de profundidad. El 'Prestige', por su parte, fue arrastrado hacia el Atlántico cuando los remolcadores pudieron detener su rumbo errante, incontrolable debido al mal estado de la mar. Al final, el petrolero se partió en dos y se hundió a unos 250 kilómetros de la costa y a más de 3.500 metros de profundidad. La distancia, el estado del mar, y el ingente vertido demostró que alejarlo de tierra agravó el desastre en lugar de reducirlo, ya que el "chapapote" se esparció, en varias manchas, desde el norte de Portugal hasta las Landas francesas. En aquel caso, las condiciones meteorológicas no ayudaron, sino todo lo contrario. En Canarias, sin embargo, el viento está empujando la mancha de fuel lejos del litoral español, aunque la está arrastrando peligrosamente hacia África.

Con el 'Prestige', las formaciones ecologistas acusaron al Gobierno y al ministerio de Fomento, en aquel momento en manos de Francisco Álvarez Cascos, de improvisar, de minimizar la catástrofe, de actuar tarde y mal, de ocultar información y de no disponer de los medios necesarios. Con el 'Oleg Naydenov', la ministra de Fomento, Ana Pastor, también del PP, se ha desplazado inmediatamente a la zona y se ha reunido con los principales grupos ecologistas para analizar la situación solo 3 días después del hundimiento. Las organizaciones han buscado el compromiso de que se inicie cuanto antes la extracción del fuel de los depósitos. Con el 'Prestige' se tardó más de dos años en empezar los trabajos de vaciado del crudo.

Las divergencias entre un accidente y otro tal vez demuestren que las autoridades han podido aprender algunas lecciones de la catástrofe del año 2002. Pero las coincidencias también revelan, a juicio de Celia Ojeda, de Greenpeace, que las autoridades siguen sin apostar de verdad por el futuro del medio ambiente. La responsable de Océanos y Pesca de la formación ecologista asegura en su blog que "han continuado con la cascada de negligencias e improvisaciones que vivimos con el 'Prestige'. No hemos aprendido nada. No hay 'Nunca Mais'".