Nada ha cambiado, así de terrible

Madrid

Terminamos una semana que empezamos en Sicilia, en Catania. Y la terminamos como la empezamos, con la conmoción de 800 cuerpos sumergidos en el mar mediterraneo, con la imagen de la llegada a ese puerto de los supervivientes, con la llegada de más barcos de la guarda costera italiana cargados de inbmigrantes, con la angustia por los que están en el mar intentando llegar a Europa y con la decepción, la profunda decepción de pertenecer a un colectivo incapaz de pensar en ellos, incapaz de encontrar una solución. Y me refiero a Europa.

El resultado de la cumbre de jefes de estado y de gobierno de ayer fue tan decepcionante que ya no cabe esperar nada de esta Europa, que se manifiesta compungida e indignada cuando los muertos son de los suyos pero que permanece impasible cuando los muertos son los de la otra orilla.

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