“Llegué a Katmandú y empezó a temblar”
Guillermo Mena, un médico desplazado a Nepal para hacer un curso, ha explicado en 'Hoy por Hoy' cómo vivió el terremoto. Él y otros treinta españoles están refugiados en las oficinas de una empresa nacional que trabaja en Nepal
Madrid
Guillermo Mena es médico, y había viajado a Nepal durante sus vacaciones para aprovechar y hacer allí un curso de su especialidad. Pero no llegó a tiempo de ver Katmandú antes del desastre que ha tirado gran parte de la ciudad abajo. "Llegué el mismo sábado por la mañana, puse un pie en Kathmandú y el suelo empezó a temblar en el mismo aeropuerto”, explica en 'Hoy por Hoy'. Allí no hubo muertos y, al estar alejado del centro, Guillermo no fue consciente hasta tiempo después de la magnitud del desastre. “Yo me fui al hotel, y esperé un poco a ver cómo evolucionaba la situación. No tenía internet, no tenía luz, así que no sabía cuál era la envergadura de esto. De hecho, mi idea era viajar ayer a donde tenía que hacer el curso porque no sabía la magnitud del seísmo”.
En el momento en el que habla con ‘Hoy por Hoy’, Guillermo espera la llegada del avión Airbus 320 que el Ministerio de Exteriores ha decidido emplear en la evacuación de los 332 españoles localizados en Nepal – hay 117 desaparecidos -, empezando por los que están en Katmandú, como Guillermo. Muchos de ellos aguardan el rescate en las oficinas de una empresa española que trabaja en el país y que, en palabras de Guillermo, se ha convertido en “el consulado extraoficial”. “El consulado nos abrió las puertas de una delegación europea en Kathmandú, donde nos pidieron los nombres, nos dieron comida y donde dormir, pero no nos sentíamos seguros. Está en una zona antigua de la ciudad, y durante una réplica del terremoto vimos que se movía bastante y decididos salir de allí. Entonces nos vinieron a buscar unos chicos de una constructora que han sido ángeles para nosotros. Se ha ido corriendo la voz, y sus oficinas han sido el punto de encuentro de los españoles que estamos aquí, porque son un bajo prefabricado, a las afueras, con electricidad y un gran claro delante al que salir si vuelven los temblores”, cuenta Guillermo, agradecido y deseoso de volver a casa cuanto antes pese a la hospitalidad de esos “ángeles” que lo han acogido en Nepal.
El testimonio de Guillermo Mena: el terremoto en primera persona
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