Amnistía a la griega y a la española
Diferencias y semejanzas de un proceso ideado para recaudar en tiempos de necesidad
Madrid
El anuncio del ministro de Economía griego, Yanis Varoufakis, de que aplicará una amnistía fiscal para los que declaren sus riquezas en el extranjero, ha llevado a compararlo con la aplicada en España en 2012 por el Gobierno del PP. Hay similitudes, pero hay diferencias.
Tanto España como Grecia perseguían, al menos en teoría, una misma cosa con la amnistía fiscal. Pero les separan la aplicación práctica. La de Montoro fue más blanda que la que proyecta Varufakis en Grecia.
El objetivo en ambos casos: conseguir que tributen y dejen de estar ocultos al fisco millones y millones de euros colocados en el extranjero.
Tomamos el lugar más emblemático donde se esconden esos capitales: Suiza. No hay datos oficiales, pero los estudios realizados por expertos apuntan a que en 2013 había allí 80.000 millones de euros de españoles que no pagaban por ellos a la Agencia Tributaria. Es una cantidad importante: equivale a 7,5 por ciento de Producto Interior Bruto español. Y eso sólo en Suiza. Con la amnistía fiscal y la posterior declaración de bienes en el extranjero, han aflorado 20.000 millones de euros de españoles en ese país.
Por su parte, esos mismos estudios estiman que también en Suiza había 60.000 millones de euros de los griegos. El cálculo corresponde a 2013. Ahora esa cifra puede ser mayor. Pero aun así, para un país del tamaño Grecia es una cantidad dificilmente soportable. Supone tener el 33 por ciento de su PIB oculto en otro país.
En cuanto a las diferencias entre una amnistía fiscal y otra, habría que destacar sobre todo una: el pago que se exige a cada defraudador por aflorar su dinero. La amnistía fiscal de Montoro cobró un 10% de lo declarado. Con ello, el defraudador de libraba de multas, recargos e incluso del posible delito fiscal. La amnistía fiscal de Varoufakis, en cambio, pretende cobrar más al defraudador griego: entre el 15 y el 20% del dinero regularizado.
En ambos casos el dinero puede continuar en Suiza, o en otro lugar, pero ya no estará oculto a la Hacienda de España o Suiza.