María José Martínez: “Ser madre me hace ver mejor las cosas en la pista”
La tenista murciana prueba fortuna como doblista tras haber sido madre hace año y medio. Nos cuenta esta doble aventura
Mediado 2013, María José Martínez decidió que era el momento de dar un giro a su vida, que era el momento de ser madre y hacer un paréntesis. Meses después nacería su hija y todo correría hace una familia convencional. Sin embargo, a finales de 2014 el tenis volvió a cruzarse en su vida. Ahora en 2015 prueba fortuna en el dobles mientras viaja con su marido y su hija. Junto a Dushevina ya está en segunda ronda del Mutua Madrid Open.
Vaya partido habéis sacado adelante
Ha sido muy duro, con muchos vaivenes. Íbamos por delante en el primer set haciéndolo todo bien, el segundo se nos ha complicado en el tie break y luego ya el super tiebreak ha sido una lotería. Íbamos 9-4 y no sé cómo lo hemos sacado.
Claro, es que cuando levantas esos puntos de partido, es más azar y suerte que estrategia.
Hemos tenido confianza y sobre todo fe, es un tie break largo. Solo hay que seguir y ser agresiva, si no te comen. Hemos tenido algo de suerte, pero ha salido bien.
¿Qué tal te has visto? Es tu segundo torneo desde que has vuelto.
Me he visto bien. Vine el jueves y parece que no pero la altura se nota mucho en comparación con Barcelona. Hemos tenido varios días para entrenar, así que perfecto.
¿Cómo es el tenis siendo madre? El ritmo imagino que será otro.
Claro, es muy diferente de cuando jugaba individual y dobles. Ahora solo juego dobles, pero el día a día es destino, vengo pronto a entrenar para estar fuera a las 10:00 y así poder estar con mi hija. No veas lo que cansa, acabas agotado, parece que hayas estado trabajando doce horas. El papel de padres es muy difícil.
He visto a tu niña en la grada. Está mamando el tenis desde pequeña.
La verdad es que sí. La gente me pregunta si me gustaría que se dedicase al tenis, no lo sé, hará lo que ella quiera, pero saber jugar va a saber, porque yo pienso enseñarle.
¿Es un mundo recomendable el del tenis?
Sí, pero es muy duro. Hay gente que dice que no volvería a pasar por ello, pero yo sí, se lo debo todo a este deporte. Me fui con 14 años a Barcelona, despegarte de tus padres es duro, pero maduras antes y conoces mundo. Es una experiencia bonita pero sacrificado.
En Miami vuelves a jugar. ¿Tenías gusanillo?
Nunca dije que fuese un punto final. Nunca cerré las puertas. En diciembre me llamaron para jugar por equipos en Francia, y claro... les dije que había sido madre y llevaba 18 meses sin coger una raqueta. Les pedí un poco de margen, un mes, no les podía garantizar nada. Pues fui y gané en individuales. Entonces me enteré del Campeonato de España y acabé jugando con Lara Arruabarrena y terminamos ganando.
¿Y cuesta mucho volver a ponerse las pilas tras ser madre? No es volver de una lesión, estamos hablando de otra cosa distinta.
Muy, muy distinto. En octubre empecé con el físico para estar bien conmigo, no con la intención de volver. Luego después del campeonato de España me paré a pensar y dije: vale, vuelvo a jugar. Contraté a mi preparador y volví a tomármelo en serio. Pero si antes le dedicaba al tenis seis o siete horas, ahora le dedico tres. No juego individual y es que tampoco tengo tiempo. Gracias a que mi marido está en paro y se puede ocupar de la niña, pero mis padres viven en Murcia y yo vivo en Barcelona.
¿Te vas a atrever con el individual?
Es un salto importante pero tengo ranking protegido y quiero jugar en París. Es complicado porque no me estoy entrenando para individual a conciencia. Es por aprovechar el ranking. Lo bueno es que ahora me lo tomo todo diferente, me importa menos perder. El hecho de haber sido madre me hace ver las cosas mejor en la pista, predigo las cosas mejor. Antes me notaba más tensionada.
Dicen que las madres tienen un sexto sentido. Por lo menos la mía no se equivoca nunca.
Se aprende mucho.
En esta vuelta quieres disfrutar del camino o hay algún objetivo.
Quiero tener más niños. ¿Meta? Igual los Juegos de Río, si llego. Eso sería una buena despedida, pero quién sabe. La verdad es que voy haciendo y lo que vaya saliendo. No hay un plan.