Los últimos serán los primeros
"La verdadera victoria en unas elecciones –sobre todo si son municipales y autonómicas- no consiste en sacar más votos que nadie sino en ser capaz de gobernar."

Madrid
Me estaba acordando hoy de una campaña publicitaria de BMW –seguramente la habrán visto- con un eslogan creo que muy apropiado para este día, que dice: "no es necesario ser el primero para disfrutar". Y me he acordado porque en el día después de unas elecciones....realmente históricas....parece que algunos no han acabado de enterarse exactamente de lo que ocurrió ayer. Bastantes, o muchos, de los que no han quedado primeros se frotan las manos ante el cambio espectacular que anoche comenzó a concretarse; es una especie de adaptación laica a la evangélica frase de "los últimos serán los primeros".


Y mientras, los primeros en llegar a la meta parecen darse cuenta ahora de que no, de que la carrera aún no ha terminado. Y mira que es fácil entenderlo y que se ha repetido hasta la saciedad estas última semanas: la verdadera victoria en unas elecciones –sobre todo si son municipales y autonómicas- no consiste en sacar más votos que nadie sino en ser capaz de gobernar. O sea que si no obtienes mayoría absoluta y además estás enfrentado con el resto del mundo, pues entonces tienes un problema. Eso es lo que le viene pasando al Partido Popular desde hace muchos años y lo que ahora –previsiblemente- le enviará a la oposición en bastantes lugares, pese a ser la fuerza más votada.
No sé qué les dirá Rajoy a los suyos esta tarde pero la ilusión que hoy proyectan figuras como Ada Colau, Manuela Carmena o cualquiera de las mareas o plataformas vecinales que se han currado un lugar en la mesa del poder no se combaten con cuatro frases hechas ni con apelaciones a una pírrica victoria en votos. Rajoy se la juega, mucho; y la izquierda, por su parte, tiene la oportunidad de desmentir aquella frase de que sólo está unida...en la cárcel. Eso no lo dice el evangelio, pero es una verdad como un templo.




