Este país está preparado para los pactos

Madrid

El mapa político de la España municipal y de la España autonómica, surgida de las elecciones del domingo, está todavía por pintar. Al rojo y al azul, habituales en estas contiendas, esta vez hay que añadir otros colores que añadirán matices a la pintura. Nada será tan rojo y nada será tan azul. Pero para pintarlo serán necesarios los acuerdos. Y hoy parece todo, o casi todo, mucho más en el aire que el domingo cuando algunos celebraban una victoria que no conseguirán sin ayuda de otros.

Listas más votadas que se creen con el derecho a gobernar, listas que ni siquiera han sido la segunda opción que se creen con el derecho a gobernar, órdagos de apoyos o de retiradas de apoyos. Discursos del miedo y , hasta el día de hoy, mucha confusión porque nunca había habido tantos protagonistas y porque nunca los pactos fueron tan necesarios y tan temidos ante la proximidad de unas elecciones generales.

Hoy sigue todo abierto y quizás eso sea lo bueno, la necesidad de una negociación. Pero deberían abstenerse de sacar pecho los que con la lista más votada creen que deben tener el bastón de mando, tanto en Ayuntamientos como en Comunidades. En España el sistema electoral no es presidencialista, tanto derecho tendrán los más votados como las mayorias naturales que se puedan configurar. Insisto naturales, porque luego está eso de los pactos anti natura cuya principal consecuencia suele ser la ingobernabilidad y el catigo electoral posterior a quienes lo configuran. Con todo esto que quien quiera se de por aludido.

Y, a partir de aquí, el diálogo, la conversación y el entendimiento. Porque si este país ha apostado por el cambio, y esto es una evidencia a tenor de los resultados electorales, este país o buena parte de él, está preparado para entender los pactos y las concesiones. Los ciudadanos, a menudo, son más maduros que sus políticos que se envuelven en discursos maximalistas pensando casi siempre más en ellos en el beneficio de la comunidad. Muchos de ellos deben bajar estos días de su pedestal y apostar por ese cambio que los ciudadanos han elegido, porque si no corren el riesgo de quedarse en el pedestal y que el mapa político vuelva a pintarse o del mismo color o de uno muy parecido.