La gran pitada
Está confirmado que el actual modelo autonómico ya no embrida a los soberanismos ni sirve para nada

Madrid
La estruendosa pitada del Nou Camp pone en evidencia lo que ya sabemos, que España tiene un problema muy serio como Estado y otro, no pequeño, de educación.

Iñaki Gabilondo, en la Cadena SER / JAVIER JIMÉNEZ BAS

Iñaki Gabilondo, en la Cadena SER / JAVIER JIMÉNEZ BAS
Aparquemos lo de la buena educación, esa asignatura que al parecer los españoles traemos suspendida de nacimiento, y ocupémonos del problema de Estado del que la pitada es síntoma.
Está confirmado que el actual modelo autonómico ya no embrida a los soberanismos ni sirve para nada, está agotado. Pero no se ha avanzado ni un milímetro en la búsqueda de nuevos caminos. Todo se circunscribe a saber si avanza o no avanza el independentismo.
Mientras, la brecha entre los pueblos sigue ensanchándose y adquiere rango de hecho oficial. Hace unos pocos años había algunas esteladas, hoy son multitud. Pruebe a prohibirlas. En Cataluña y en Euskadi el antiespañolismo es significativo, pero en modo alguno unánime. En la escenificación pública, sin embargo, el antiespañolismo se impone por mayoría absoluta y se ha hecho con la pitada, con la pancarta, con la batuta y con el bombo. Consuélese sancionando. La política ha fracasado.




