Rosario Ortega: “En algunos casos, las huellas del acoso nunca se terminan de eliminar”

Madrid

Según un estudio publicado por The Lancet Psychiatry el acoso escolar es un problema que está más extendido de lo que parece y deja más secuelas que el maltrato de padres o adultos a menores. Hace dias se celebró en Perú el 6º Congreso Mundial sobre Violencia en las Escuelas y Políticas Públicas organizado por Organismos internacionales como la Organización de Estados Iberoamericanos, la Unesco o el Observatorio Internacional de Violencia Escolar. En este Congreso intervino la vicepresidenta del Observatorio Internacional de Violencia Escolar, Rosario Ortega, que es catedrática de Psicología de la Universidad de Córdoba.

"Para ciertas víctimas de acoso, pocas pero gravemente victimizadas, las huellas nunca se terminan de eliminar", advierte la especialista. No son muchos - aunque en unos pocos acaba en muerte -, pero "para algunos pocos son destructivas". "Hay impactos que duran siempre", señala como lo más relevante del estudio.

Las secuelas más importante, señala Rosario Ortega, es el "neuropticismo", que significa "un cierto desajuste, que puede durar toda la vida, de buena relación, de lesión en la capacidad de ser feliz". Pero también hay secuelas más graves: "traumas psíquicos y psicóticos". Y en general, "una ansiedad y un miedo a la intimidad, ante la relación más íntima", por el vínculo que se produce entre sujeto y agresor por "las emociones tan fuertes y dolorosas que la víctima aprende a sufrir calladamente"