El presidente y la campaña

Madrid

El presidente del Gobierno anunció ayer que se hará cargo personalmente de la campaña electoral de su partido para las elecciones generales del noviembre. En teoría, el cargo lo ocupará su actual jefe de gabinete, Jorge Moragas, pero en la práctica parece evidente que Rajoy se piensa dedicar al cien por cien a ese trabajo. Su confianza en sus propias capacidades es manifiesta. De hecho, no considera importante hacer ningún otro cambio significativo en el partido. Releva a Carlos Floriano por Pablo Casado, un cambio que cualquier persona sensata debe aplaudir, pero poco más. Rajoy se basta consigo mismo y con Javier Arenas, su gran apoyo histórico.

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La parte más interesante de su intervención incluyó algunas noticias: primera, de primarias, nada de nada. No habrá congresos ni los militantes elegirán a sus candidatos. Empezando por el propio candidato a la presidencia del Gobierno. Se comprueba así que las famosas condiciones impuestas por Ciudadanos son más bien imaginadas. Rajoy anunció también algo importante: su campaña, y la de su partido, se basará en un ataque frontal, por tierra, mar y aire y sin merced, contra el Partido Socialista, con la esperanza de arrebatarle voto centrista. En pocos minutos, Rajoy acusó al PSOE de casi todo, sectario, maquinador, capaz de defender la marginalidad y el extremismo, incapaz de amar a España... en fin, hasta dijo que una de las noticias más positivas de las municipales había sido que el PSOE había obtenido no de los peores resultados de su historia. En fin, está claro que Rajoy es un fanático del bipartidismo. Resumiendo, el presidente cree que al PP le basta y le sobra con su propio liderazgo y también, que su única posibilidad de ganar es hundir al Partido Socialista. Pues muy bien.