Sánchez debería pensar más en sus votantes que en sus adversarios
La directora de Hora 25 analiza los gestos, la escenografía y el mensaje de Pedro Sánchez en su proclamación como candidato y concluye que el líder del Psoe corre el riesgo de alejarse de sus votantes con tal de intentar contrarrestar las acusaciones de radicalismo formuladas por el PP

Madrid
La puesta en escena, ayer, de la proclamación de Pedro Sánchez como candidato socialista a la presidencia del gobierno fue pensada y ejecutada como respuesta a la avalancha de ataques que desde hace días le llueven desde el flanco del Partido Popular. Quien pensó la escenografía pensó que lo mejor era envolver al candidato en una enorme bandera española y ponerle corbata, aunque estemos acostumbrados a verle casi siempre en mangas de camisa. La bandera como símbolo de la unidad de España, la corbata como símbolo de seriedad y responsabilidad.
Una escenografía que en sí misma era la respuesta al PP que le acusa de haberse arrojado a los brazos de los extremistas radicales. Escenografía pensada como respuesta al adversario, pero ¿pensada para los votantes del PSOE? Esta es otra historia. Tradicionalmente, la izquierda en este país ha tenido problemas con la bandera o cierta incomodidad con un símbolo con muchas connotaciones heredadas del franquismo y que hemos sido incapaces de superar, a pesar de haberle puesto el escudo constitucional. ¿Les gustó a todos los socialistas ver a su candidato ante ese símbolo? Y luego está la corbata, quizás más anecdótico, pero también como símbolo del poder y no tanto de los obreros, aunque insisto en que esto puede ser más irrelevante.
Pedro Sánchez comenzó ayer su campaña electoral queriéndole dejar claro a Mariano Rajoy que él no es ni un extremista ni un radical. Respuesta que, por cierto, a Rajoy le da igual porque hoy mismo ya le ha dicho que una cosa es la bandera y otra ir con extremistas. O sea, que si al adversario no logró convencerle y algunos de los suyos pudieron sentirse incomodos ¿de que sirvió la escenografía?
Pero todavía hay algo más, la pérdida de votos del Partido Socialista no es consecuencia de su inexistente deriva radical. La pérdida de votos es consecuencia de las políticas del último tramo del gobierno de Zapatero, del nacimiento de otra fuerza política que ha sabido encontrar una comunicación más fluida con los ciudadanos, consecuencia de su muy a menudo ambiguo discurso, tanto en lo económico como en la vertebración del estado. La recuperación de la confianza de sus electores debe pasar por la recuperación de su discurso socialista, por la recuperación de un programa, por saber defender los democráticos pactos con otras fuerzas políticas. Los electores que siguen votando al PSOE o que han dejado de hacerlo por desencanto ya saben que Pedro Sánchez no es un extremista radical, lo saben tan bien como Mariano Rajoy , pero a él le interesa alimentar el mito. Por eso Pedro Sánchez debería pensar más en sus electores que en su adversario, porque sus ataques forman parte de la estrategia política de campaña, pero a los electores hay que recuperarlos con propuestas, y ayer a su discurso le faltó concreción.

Àngels Barceló
Àngels Barceló dirige y presenta 'Hoy por hoy' de lunes a viernes, de 06:00 a 12:20h. Información, análisis...




