Los vaqueros ajustados, de moda, pero ¿un peligro para nuestra salud?
Una mujer que tuvo que ser hospitalizada por falta de riego ha hecho saltar las alarmas
Madrid
Los vaqueros ajustados, skinny jeans, son cada vez más populares en España y, en general, en todo el mundo. Realzan la figura y ocultan en cierta medida la flacidez, pero ¿pueden, en algunos casos, suponer un problema para la salud de quien los lleva?
El caso de una mujer que tuvo que ser hospitalizada tras haber llevado durante horas esta prenda, agachada y en otras posturas que no favorecen la circulación, ha hecho saltar todas las alarmas y, en la Guía del Consumidor, Gemma Nierga y Jesús Soria han querido consultar el tema con Jesús Esteban, experto de la Sociedad Española de Neurología.
“En este caso se ha producido una necrosis en el músculo de la pierna debido a la postura”, explica Esteban. Si cuando el músculo se inflama por el ejercicio, tiene suficiente espacio para expandirse, no ocurre nada, pero, “si hay algo que restringe esta expansión, seguramente el pantalón, se va a acabar provocando una falta de riego y una lesión más importante”, señala el experto.
Para Jesús Esteban, el hecho de utilizar ropas muy ajustadas no provocan, por sí solas un problema para la salud de los consumidores. “El daño se ha iniciado por realizar un esfuerzo prolongado en posturas incómodas, pero, eso sí, la lesión más intensa se ha producido por el hecho de llevar una ropa que no permitía la expansión del tejido”, comenta.
El peligro se encuentra, entonces, en la combinación de esfuerzo, posturas que no favorecen la circulación y el hecho de llevar este tipo de prendas apretadas. No existen indicios, al menos a ojos del experto consultado, de que los skinny jeans puedan provocar problemas por llevarlos en viajes de avión o en el cine, situaciones en las que la circulación no es óptima, aunque “no hay tantos estudios y publicaciones de este tipo”.
En cualquier caso, Jesús Esteban, recomienda no abusar de prendas ajustadas, como fajas o los mencionados pantalones, pues, aunque para que se produzca un daño parece ser necesaria la combinación de varios factores, pueden acabar presionando nervios que están a flor de piel y perjudicarnos.