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¿Hay buenos y malos en la guerra del tenis?

La Federación ha tensado la cuerda demasiado, pero los jugadores son los que dejaron de acudir a la Davis con las capitanías de Corretja y Moyà. Y en muchos casos lo hicieron en silencio

Gala León posa con una foto de los jugadores de la Davis / EFE (Archivo)

Madrid

Para entender la convulsión actual de tenis español hay que ir al origen del problema. Habría que separar dos vertientes en el berenjenal; una económica y otra deportiva, que se juntan y se mezclan pero que tienen diferentes nacimientos.

En el plano meramente deportivo las turbulencias vienen de lejos, en el final de la capitanía de Alex Corretja más concretamente. La derrota en la final de Praga y la posterior e incomodísima eliminatoria en Canadá empezaron a resquebrajar la unidad de una generación tan extensa como difícil de organizar. Las bajas sin motivo aparente comenzaron a amontonarse y Corretja ya tuvo problemas para crear un equipo competitivo en Vancouver.

Albert Ramos, Marcel Granollers, Marc López y Guillermo García fueron entonces los valientes que dieron la cara. Derrota 3-1 y primer sofoco. Sin embargo la repesca fue indulgente al ser en casa y tener la inercia de la posibilidad de celebrar la elección olímpica de Madrid. Nadal bajó al barro, Verdasco disfrutó en casa y Robredo se fue mosqueado por no jugar en una eliminatoria en la que merecía saltar a pista. Esa fue una herida que ya no se cerraría.

En 2014 se presentó Carlos Moyà como capitán. Amigo íntimo de Rafa y con caracter muy conciliador, aceptó desde el primer momento que algunos jugadores renunciarían por lo saturado del calendario. La primera eliminatoria en Alemania se presentaba esperanzadora. Feliciano, Bautista, Verdasco y Marrero acudieron a la llamada, sin embargo nada salió bien. Se perdió por menos de lo que aparentó el 3-0 inicial y España de nuevo pelearía por evitar el descenso.

El presidente de la Real Federación Española de Tenis (RFET) José Luis Escañuela y la capitana del equipo de Copa Davis, Gala León

El presidente de la Real Federación Española de Tenis (RFET) José Luis Escañuela y la capitana del equipo de Copa Davis, Gala León / FERNANDO VILLAR

La eliminatoria en Brasil fue la más dura de todas. Carlos Moyà se las vio negras para hacer equipo, aún así Pablo Andújar terminó entrando en la lista medio lesionado para hacer dupla en individuales con Roberto Bautista. El castellonense no ha tenido suerte con España, pero es uno de los pocos que se puede considerar un ejemplo de compromiso en una época negra, estando presente en las últimas tres duras derrotas del equipo.  Hubo un momento del viernes en Brasil que España estuvo 0-1 y con punto de partido para ponerse 0-2, pero fue un espejismo. El mazazo llegó en forma de perdida de categoría y el tsunami comenzó.

La era Gala y el silencio de los jugadores

La decepción de Moyà tras un año aciago acaba con su capitanía y da paso a la provisionalidad de Gala León.  Entonces el machismo, la libertad, la igualdad y tonterías varias se cuelan en el debate tenístico, ahondando en heridas abiertas y dejando al tenis español en coma.

Los jugadores se reunen en Valencia, aúnan posturas y el frente común empieza a coger forma. Algunos se desmarcan, como David Ferrer, pero la gran mayoría se oponen de forma frontal al nombramineto de Gala y al hecho de no tener voz en la elección del capitán. La Federación, por su parte, se levanta en armas y da más poder a Gala, que lejos de afrontar la situación con mano izquierda y convencer a los jugadores, prefiere contar simplemente con los que quieran acudir a la Davis sin condiciones.

Punto SER y Partido (23/06/2015): Cómo desmontar un equipo de Copa Davis

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Seis meses después de aquello, la realidad es que solo uno de los jugadores españoles del Top100 está públicamente dispuesto a jugar con España, se trata de Daniel Gimeno. El resto, o callan o muestran sus desavenencias en redes sociales. Para más polémica, la convocatoria estará condicionada por la boda de Feliciano López, lo que descartará a sus más allegados.

En definitiva, un problema demasiado grande como para distinguir entre buenos y malos. El tenis es un deporte individual lleno de aristas, sin embargo se echa de menos algo de claridad en las opiniones y se echan de más algunos silencios. Cada uno es muy libre de querer ir o no ir a la Davis, pero como mínimo deberían declarar públicamente si están disponibles o no.

 
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