Grecia prepara el fin del pseudocorralito bancario
El nuevo ejecutivo del primer ministro griego Alexis Tsipras tiene por delante una semana llena de momentos a los que normalmente un gobierno se enfrenta a lo largo de meses.
Atenas
Sin prácticamente tiempo que perder, el nuevo ejecutivo del primer ministro griego Alexis Tsipras tiene por delante una semana llena de momentos a los que normalmente un gobierno se enfrenta a lo largo de meses.
Lo más notorio de cuanto toca esta semana es la reapertura de los bancos el lunes por la mañana. Algunos medios recogen breves comentarios de fuentes del sector insinuando que quizás podría haber retrasos. Pero si no es el lunes, será el próximo martes cuando los griegos puedan volver a atravesar las puertas de sus sucursales.
Aunque las imágenes que han abundado en estas tres semanas han sido las de colas ante los cajeros y algunas -muy pocas- imágenes de jubilados desesperados, quienes más han sufrido los efectos de tres semanas de cierre bancario no han sido los pequeños clientes sino las empresas, grandes o pequeñas. Según un cálculo publicado por el conservador Ekathimerini, Grecia ha perdido 3.000 millones de euros en industria y comercio. El sector textil habría estado entre los más afectados, porque las compras de verano se vieron cortadas por la necesidad de desviar el efectivo a otros usos percibidos como más necesarios.
Una farmacéutica del barrio de Ambelokipi, representativo de la clase media en Atenas, confirma que si las ventas de medicamentos han bajado, “las de todo lo demás, especialmente los productos cosméticos -con un peso importante en las farmacias griegas- prácticamente se han parado totalmente”.
La reapertura de bancos va a facilitar la vida a la gente y va a permitir que las empresas puedan recuperar algo de normalidad. La retirada de efectivo sigue limitada a 60 euros al día -con posibilidad ahora de acumular el dinero de varios días en una sola operación-, y se podrán hacer pagos al exterior, aseguran desde el ministerio de Finanzas, mediante tarjetas bancarias.
Pero mientras la economía griega se prepara para esto, lo tiene que hacer en paralelo para la subida del IVA. Es una de las leyes que aprobó el parlamento el miércoles pasado -y que provocó la crisis de gobierno-, y potencialmente impopular y dañina para el bolsillo de cualquier griego. El IVA general sube al 23% y sectores tan importantes como el de la restauración pasan a tener que aplicar este tipo.
Los propio griegos no terminan de saber exáctamente qué se encontrarán el lunes la hacer la compra, y qué productos de alimentación por ejemplo quedarán en la categoría de procesados -por tanto con el IVA máximo- o no procesados, con un impuesto reducido. Tampoco se podrá saber hasta pasadas unas semanas si los comercios optan por mantener el precio final al cliente, absorbiendo de su margen la subida, o incrementando la cantidad que aparece en la etiqueta. “Me da miedo lo que pueda pasar, y creo que de aquí a un año muchas tiendas van a cerrar”, nos dice la propietaria de una tienda de ropa en Salamina.
Las medidas son impopulares, pero en general mucha gente señala al preguntarle por ellas que entiende que el gobierno se ha resistido al máximo. Una frase muy repetida al preguntar aleatoriamente por la calle es la de que “hay que dejar a este hombre la oportunidad de hacer las cosas”, dice Yannis, que trabaja en una editorial y explica que no votó por Syriza en enero, pero lo haría en unas hipotéticas elecciones en otoño.
Trasladada esa opinión a las encuestas, la del periódico de izquierdas ‘Efimerida ton Sintakton’ otorga a Syriza más del 40% del voto, lo que significaría mayoría absoluta en el parlamento. Es el propio primer ministro Alexis Tsipras quien consigue arrastrar a los votantes, y el problema estriba en que ésta popularidad no le salvaguarda de la crítica situación dentro del partido. Una militante describe como de “guerra” lo que se está viviendo dentro.
Con el cambio de 10 ministros y viceministros, Tsipras se quita del gobierno a los más díscolos, y se asegura poder funcionar a pleno rendimiento. Pero no soluciona la situación en el grupo parlamentario -donde el miércoles pasado, en la primera tanda de leyes que la Troika obliga a aprobar a Grecia para negociar los detalles del tercer rescate financiero al país, perdió 38 votos-. Este miércoles será otra vez en ese mismo parlamento donde se verá si la popularidad del primer ministro le sirve dentro o si por el contrario le deja claro que es inevitable ir a elecciones después de verano.