The Deslondes, música para renovar la tradición estadounidense
El grupo de Nueva Orleans debuta a lo grande con un gran sello y un productor de lujo para un álbum adictivo
El maldito calor hace que todo fluya más despacio. Que nos cueste movernos, pensar, despertarnos. Ese ritmo estival de sudor y sueño necesita una banda sonora. Unas canciones que encajen con ese sopor que derrite cualquier idea, cualquier tentativa de hacer cosas. En esas ha llegado a las tiendas el debut de The Deslondes, una banda de Nueva Orleans que retoma la idea musical de Woody Guthrie para ofrecer un sonido nuevo. Los músicos del grupo se conocieron, precisamente, en un homenaje al pionero del folk estadounidense y en su música se nota esa idea de recorrer carreteras para buscar ideas, para encontrar personajes y paisajes que den fondo a unas canciones suaves que encajan con el espíritu de Guthrie y con su esencia.
El debut de estos chicos de Nueva Orleans viene producido por Andrija Tokic, el hombre de moda de Nashville encargado de pulir el sonido de bandas como Alabama Shakes, Hurray for the Riff Raff o Banditos. Estos dos últimos grupos han sido compañeros de gira de The Deslondes en los últimos meses hasta el debut en Newport del grupo, que ha servido para consagrar a esta peculiar banda formada por cinco compositores que comparten sus creaciones y enriquecen las de los demás.
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La música de The Deslondes se presenta, de un modo muy acertado, con el piano melancólico de ‘Fought the blues and won’, uno de esos temas con los que despertarse de la siesta cuesta menos. Un tema suave y tranquilo con el que ir activando la tarde. Una tarde que toma otro color con el ritmo pegadizo y canalla de ‘Less honkin more tonkin’ y que vuelve a la pausa que aporta ‘Low down soul’ o ‘Simple and true’, donde las voces se mezclan entre las pausas de la música y todo vuelve a rodar despacio. La tarde, el calor, las canciones. El piano de ‘Out on the rise’, el tema que cierra el disco, serviría también para cerrar un antro de borrachos de Nueva Orleans o para pensar que la siesta ha sido breve e inútil y que te vuelves a la cama. A seguir durmiendo, a seguir soñando. A volver a poner el disco desde el principio y dejar que el calor, el verano y la música se pegue sin remedio a la piel.