El niño Aylan mueve Europa

Madrid

Sinceramente, no sé qué hubiera sido peor: que no se hubiera movido nada, o confirmar que la Unión Europea se mueve, sí....pero a golpe de sentimentalismo más que de política. Y es que así ha sido: una foto, una imagen, ese insoportable retrato de un niño de tres años muerto, tirado en la playa como un muñeco.....parece que ha tenido más fuerza que semanas y semanas de cháchara, de cálculos ruines sobre "yo me quedo tantos refugiados, tú la mitad, a mí no me caben, yo no los quiero". "O yo los meto en la cárcel", que es lo que planea aprobar hoy el Parlamento de Hungría.

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Pero bueno, al final, entre la presión de la opinión pública y el impacto brutal de esa fotografía del niño –Aylan se llamaba- Bruselas ha reaccionado y abre un poco la mano para ayudar a más personas.....aunque esa tampoco sea la solución, aunque la única alternativa pase por parar una guerra –la de Siria- que ya ha provocado la muerte de 300.000 personas y la huida de otros cuatro millones. Pero miren una cosa, y a lo mejor una vez más peco de optimista o de cándido, pero creo, sinceramente, que la muerte de ese niño le da –nos da- a Europa una oportunidad para rectificar, para reencontrarnos, para si realmente creemos en un proyecto común de valores, bienestar y prosperidad único en el mundo...no hacer más el panoli.

Si eso ocurre, Aylan dejaría de ser una víctima más para convertirse en un auténtico héroe. O en un mártir. Y lo bueno de eso es que a los héroes y a los mártires la historia les recuerda; no se les borra de la memoria como cuando se convierten sólo en el incómodo testimonio de un fracaso.