"Salí a un infierno, pero quería salir"

Madrid

Kamal al Dalati, es refugiado, es sirio, de Zabadani y es médico anestesiólogo. Llegó al Centro de Atención a Refugiados de Alcobendas hace dos años. Desde hace uno está en Santiago, continuando sus estudios de medicina. Salió de Siria por petición de su madre, su vida corría peligro.

“Murió un hombre, creían que su nombre era Kamal Al Dalati, murió por mi culpa. Al cruzar un puesto de control, le detuvieron y le ordenaron bajar del coche. Le confundieron conmigo y le dispararon 9 balas en la espalda. Creían que trabajaba en el hospital de campaña. Yo, mientras trabajaba, no tenía cobertura. Mi hermano llegó caminando debajo de las bombas y me dijo: ‘Kamal, tienes que llamar a tu madre, se ha vuelto loca, tiene miedo por ti, mucho miedo por tu vida’. Al hablar con ella me dijo ‘Kamal, no aguanto más, tienes que salir y seguir tus estudios. En cualquier momento me van a decir que mi hijo ha muerto”, ha contado Kamal en los micrófonos de ‘Hora 25’. Fue tras este suceso cuando verdaderamente se planteó salir del país y cuando se puso en contacto con un traficante que le ayudase a cruzar la frontera.

“Yo no le pagué porque había anestesiado a su sobrino y me lo ofreció gratis, pero normalmente se paga. Una noche estaba descansando y me dijo que salíamos esa misma noche. Lo hicimos en caballo, subiendo las montañas hasta las fronteras. Llegamos a una aldea tras 8 horas, cruzando trincheras, escuchando voces de soldados que estaban a punto de encontrarnos”, ha comentado, aunque llegar a Líbano solo era el primer paso. “Cuando salí no tenía destino, solo quería salir de Siria. La situación empezó a complicarse. No tenía ni cama, ni habitación ni nada, salí al infierno, pero quería salir. Gracias a mi prima y su jefe llegué a Madrid con un visado de tres meses”, ha añadido.

Su primer destino en España fue el centro de refugiados de Alcobendas, al que le destinaron tras acudir a pedir asilo. “Cuando llegué hable con un abogado y me dijo que tenía que pedir asilo. Fui a la comisaría de Policía y me dijeron si tenía donde comer y donde dormir, y luego me llevaron al centro de refugiados en Alcobendas”. Desde ahí, desde Alcobendas, ha sido desde donde Kamal ha comenzado a labrarse su futuro. “Ahora tengo una residencia permanente de cinco años, pero tardaron un año en darme lo papeles, que lo pasé en un centro de refugiados, aprendiendo el idioma”, ha afirmado Kamal, que ahora vive en Santiago, donde está terminando sus estudios de medicina. “l llegar a Santiago me dijeron que no podía estar allí porque mi título no convalidaba en España. Tuve que volver a empezar medicina de cero”, ha comentado.

Pese a tener una vida en España, Kamal no olvida sus orígenes y vive con dos recuerdos constantes, el primero: su familia. “Mi familia está dividida. Mi madre y mi hermana menor han salido de Siria porque Hezbolá atacó a mi ciudad en Siria. Ahora están en Líbano, en una casa de mis tíos. Mi padre y mis hermanos menores siguen en Siria. Cuando hablo escucho las bombas, me dice que le van a echar. Quieren salir, pero no puede cruzar los puestos de control”, ha desvelado.

El segundo es su ciudad, su hospital, el lugar donde trabajaba. “Cuando llegué al pico de la montaña me dijo el traficante ‘Echa el último vistazo a tu ciudad, no creo que vuelvas Kamal’, y la tengo en la memoria. Me impresiona mucho la última imagen de mi ciudad”, ha sentenciado.