Amanda Palmer: "Entender la tecnología ayuda a triunfar a los artistas"
Hablamos con la estrella de rock sobre cómo combinar creación y negocio, cómo gestionar las críticas y cómo encontrar un equilibrio entre el trabajo productivo y las redes sociales

Amanda Palmer (Facebook)

Madrid
Amanda Palmer es una estrella de rock de la que pueden aprender mucho los emprendedores. A una carrera musical espectacular (con las Dresden Dolls, Evelyn Evelyn y en solitario) hay que sumarle una forma de gestionar sus proyectos avalada por sus resultados: En 2012 consiguió, vía Kickstarter, más de 1,2 millones de dólares de sus seguidores para hacer su nuevo disco, su gira y su libro; se sirve de las principales plataformas de mecenazgo (Bandcamp, Patreon) para hacer llegar sus contenidos y recibir dinero por ellos de su comunidad de fans y se comunica incesantemente con sus seguidores por internet (su cuenta de twitter tiene más de 1.100.000 followers).
Muchas de esas experiencias las ha cristalizado en un libro, "El arte de pedir", que es mitad autobiografía, mitad manual de autoayuda; en él recoge desde sus experiencias como estatua humana hasta sus fórmulas para gestionar las giras y pagar a los músicos, pasando por cómo hacer frente al acoso por internet. En Estartapeando hemos hablado con ella, para que nos dé algunas claves de su experiencia artística que puedan ser de utilidad a los emprendedores:
ESTARTAPEANDO: ¿Cómo se puede armonizar ser una artista, sacar discos, libros... con la parte "negocio": llevar las cuentas, pagar al personal (los músicos)...?
AMANDA PALMER: Es una muy buena pregunta, de la que hablo mucho en el libro, porque los artistas a lo largo de la historia siempre han tenido que hacer estos malabarismos, entre el acto de pura creatividad (cuando vas a tu habitación a pintar o escribir o hacer algo) y el hecho de que los artistas, desde el comienzo de los tiempos, siempre han tenido que ganarse la vida, como sea: encontrar un mecenas, una galería, una casa de discos, estar en la calle y ver cómo puedes conseguir dinero a cambio de tu arte y así pagar el alquiler y poner comida en la mesa para tu familia.
Las formas en la que la tecnología ha interactuado con los artistas a lo largo de la historia siempre me ha fascinado. Si eras un compositor hace 200 años tus opciones eran bastante escasas: podías ir de pueblo en pueblo con tu guitarra, a una taberna y tratar de conseguir un sitio para dormir esa noche, o te podías unir a un grupo de vaudeville errante... y la música grabada lo cambió todo completamente. Y lo que trato de recordar a la gente todo el rato es que el arte va sobre todo del contexto, damos mucho por supuesto sobre cómo interactuamos con la parte "negocio" del arte, pero está cambiando, cambia todo el rato, y los artistas que son buenos en la parte de negocio tienden a florecer cuando entienden la tecnología de su tiempo. Si Bach o Mozart hubieran nacido ahora, sería muy interesante ver cómo su espíritu emprendedor hubiera persistido en un momento como éste, cuando no necesitas ser contratado por la iglesia o la nobleza. Pero la actitud no ha cambiado. Los artistas son creativos e inteligentes, no sólo para crear arte, sino para encontrar maneras inteligentes de monetizarlos; eso viene pasando desde el comienzo de los tiempos.
ESTARTAPEANDO: ¿Cómo combinar una buena atención a los fans en las redes sociales con el tiempo necesario para la creación artística?
AMANDA PALMER: Ésta es la lucha a la que todo artista ha de hacer frente y a la que tiene que hacer frente hoy con Internet y sus distracciones... porque gente como yo y muchos otros músicos que dependemos mucho de nuestra audiencia online para nuestro siguiente salario, cada cosita se convierte en trabajo productivo, incluso si es solo colgar una foto tonta en facebook o en tuiter... cada momento de relación con tu comunidad es como si te validara y te hiciese más real y más conectada con tu audiencia, y esas cosas son auténticas, pero tienes que tener incluso más disciplina para alejarte de esos momentos y sacar tiempo para ser creativo de forma que tenga más significado que colgar una foto tonta en Facebook.
Esta es nuestra prerrogativa como artistas: los artistas que no encuentran la forma de conseguir un equilibrio, al final pierden su audiencia, porque si no tienes nada interesante que decir, y no estás haciendo tu trabajo como artista, que es reflexionar con sentido y crear algo que conmueva y tomarte el tiempo que necesitas para crear el arte que atrajo a la audiencia a ti en un principio, te puedes perder. Así creo que estas cosas se ordenan como una forma de selección darwiniana, con los artistas que consiguen un equilibrio en el tiempo que pasan en internet y el tiempo que pasan en el estudio, el tiempo que pasan en el escritorio y el tiempo que pasan en la naturaleza, donde puedes resituar tu cerebro reflexionado sobre lo que tienes a tu alrededor y no sólo permanecer en el nivel superficial de charlar sobre el cotilleo del día.
ESTARTAPEANDO: Una pregunta muy relacionada con el contenido de tu libro "El arte de pedir" ¿cómo lograr esa forma de pedir ayuda a los demás que en tu texto denominas "hazlo tú mismo máximo"?
AMANDA PALMER: Cuando hablo del "hazlo tú mismo máximo" en el libro, sería facil malinterpretarme si no estuviera en su contexto, y a lo que apuntaba es que hay una diferencia entre "hazlo tú mismo" a la vez que trabajas con tu comunidad, y "hazlo tú mismo" cuando crees que tienes que literalmente hacerlo tu mismo y no pedir ayuda a nadie de tu alrededor. Y siempre estoy defendiendo lo primero. Mucho de esa filosofía viene de las comunidades tal y como se reflejaban en la música que me gustaba cuando estaba creciendo: punk y folk, y las ideas de los 70 y 80 y 90 cuando estaba fermentando como artista. Todo el concepto detras del punk es "hazlo tú mismo", pero juntándote con otros y haciendo conciertos en sótanos, pegar carteles... no se trataba de hacerlo por el dinero, sino de crear un movimiento y estar con otros seres humanos en un momento compartido; y el folk era un poco lo mismo: al folk lo mueve la idea de que la música hace que la gente se junte y provoque cambios. Ambos movimientos adoptaron la actitud de que estamos aquí para ayudarnos entre nosotros, y tenemos que pedirnos favores, instrumentos, hacernos los coros, "oye, me puedes ayudar a llevar el ampli a la fugoneta después del concierto", y todo el mundo venía con este espírutu de ayuda y agradecimiento, y de hacer cosas juntos. Para mí, la fantasía de ser una estrella del rock no es separarse, sino conectar con tu audiencia, y eso era lo que más me interesaba, la idea de que nos podemos juntar y hacer cosas es la fuerza que me llevó a dedicarme a música desde el principio.
ESTARTAPEANDO: En el arte, como en la empresa, es importante saber cómo gestionar las emociones, porque hay momentos en los que uno está alto, otros en los que está bajo... y singularmente (sobre todo cuando uno tiene gran exposición a internet) cuando uno recibe críticas ferocísimas. Es algo de lo que hablas en tu libro ¿cómo puede uno sobreponerse a esa marea de odio, que tú también has sufrido?
AMANDA PALMER: Aprendí muy pronto que la mejor forma de sobrellevar las críticas y los insultos era sencillamente compartirlos con la comunidad. Así, con mi primer grupo, las Dresden Dolls, en su primera web teníamos una página dedicada sólo a los correos insultantes que nos mandaban, y nos hacía sentir liberados compartir esas cosas, porque así podíamos conseguir el apoyo de la comunidad y no tener la sensación de que nos escondíamos de lo que sucedía.
Todavía hoy, si me hacen una crítica mala... bueno, no suelo tener malas críticas de la gente que son críticos de verdad... suelo tenerlas de gente que me odia, que no soporta lo que represento y defiendo... y si leo algo de eso y me doy cuenta de que me está afectando mucho, lo que suelo hacer es compartirlo con mi audiencia junto con algunos comentarios sobre cómo me ha hecho sentir. Y de alguna forma eso despeja el panorama y difumina la negatividad, el acto de compartir... Es como una especie de jiujitsu, desarmas las balas negativas que vienen hacia ti absorbiéndolas y reflejándolas, en vez de tratar de disparar por tu parte... esta ha sido mi técnica desde el principio, y sólo he ido afinándola con el tiempo.
Pero he vivido un buen monton de momentos en los que hay mucha gente gritandote; da la sensación de que es un arte en si mismo estar en el campo de batalla de las controversias en internet... tienes más números para vivirlo si eres una mujer, y desde luego una mujer que se dedica a la música, somos blancos prioritarios para los trolls y para las críticas. Una cosa que hacemos es ayudarnos entre nosotras... he hablado con incontables músicas "¿tú cómo lo haces?", compartimos técnicas entre nosotras, y tenemos así una especie de grupo de apoyo informal gigantesco donde aprendemos a lidiar con esta marea de ataques por internet. En estos momentos, en pleno 2015, da la sensación de que lidiar con esto es parte del trabajo.




