Un elogioso detalle
No premiemos las fotos de los periódicos. No es un sólo hombre y su hijo el que busca refugio de la guerra. Es todo un pueblo al que están masacrando y no saben dónde meterse

Madrid
Más que la derrota del Valencia anoche, que me duele, y más que el empate del Barça, que valoro, esta mañana me preocupa Osama Abdul, que llegó anoche a Madrid, muy tarde. Osama es el sirio al que aquella hija de malos padres -porque un bicho así no nace, la maleducan así y por eso zancadilleó a Osama de esa forma traicionera cuando intentaba cruzar corriendo la frontera húngara con su hijo en brazos.


A Osama le esperaba anoche en la estación Miguel Ángel Galán, un tipo que se presenta como alternativa a Villar en nuestro fútbol, y que dirige el Centro de Formación de Entrenadores en Getafe, y quien envió a buscarle a Alemania para darle trabajo ahora en Getafe como entrenador en una escuela de fútbol. Porque Osama es entrenador de fútbol.
Llegó anoche y, junto a Miguel Ángel Galán, le esperaban políticos, cazafotos, oportunistas... a los que Osama miraba agradecido. El gesto, el detalle de la gente de fútbol, es elogioso, pero no nos quedemos en esto, en el detalle. No premiemos las fotos de los periódicos. No es un sólo hombre y su hijo el que busca refugio de la guerra. Es todo un pueblo al que están masacrando y no saben dónde meterse.
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