La justicia, y las medallas, son algo más serio
José María Izquierdo reflexiona sobre la condecoración con la Medalla de Plata al Mérito Policial a José Ramón Navarro, presidente de la Audiencia Nacional
La justicia, y las medallas, son algo más serio
01:16
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/001RD010000003862647/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Madrid
La broma del inefable ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, con el asunto de las medallas ha dejado de tener alguna gracia, si es que la tuvo en algún momento. Ya saben ustedes lo de las diversas vírgenes, un disparate, pero es que, además, el ministro reparte a su singular antojo las condecoraciones, como si fueran chuches de su propiedad y no reconocimientos expresos del Estado por alguna labor meritoria.
La propia policía y la Guardia Civil lo han dicho: se premia a los hombres de confianza en perjuicio de los agentes a pie de calle. Ayer, Fernández Díaz impuso la segunda medalla en importancia de la Policía al presidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro. Debería tener más cuidado el ministro, porque no es bonito premiar según a qué magistrados, por ejemplo a Navarro, sin el menor mérito conocido y además con tan solo 16 meses de ejercicio en el cargo.
¿Qué se premia entonces? Pues no se sabe, pero la arbitrariedad permite ponerse en lo peor, y atribuir la lisonja a la vergonzosa política judicial de este Gobierno, que puso a un amigo al frente del Consejo del Poder Judicial y a un militante del PP como presidente del Constitucional. Sin olvidarnos -¿cómo hacerlo?- de su intento de que el caso Gürtel lo juzgue algún conmilitón, de nombre Enrique López.
¿Todavía no tienen suficiente?