Beatriz: "Defendemos los partos humanizados, libres de juicios, y que se ajusten a las expectativas de las madres"

Madrid

"Estaba embarazada de 5 meses y en una de las consultas rutinarias recibí un maltrato por parte del ginecólogo. Me infantilizó y me daba órdenes sin explicarme nada de lo que ocurría y me planteé cómo sería mi parto" explica Beatriz Millán, miembro de la junta directiva de El Parto es Nuestro.

¿Qué va a pasar el día del parto? Esa es la pregunta que se hizo Beatriz durante su embarazo y por ello acudió a la asociación en busca de alguna respuesta. Es una organización cuyo objetivo es que las mujeres reciban una atención respetuosa, acorde con los deseos, necesidades y derechos de cada una ellas. Y además, defiende la necesidad de devolver el papel protagonista que han de tener las madres durante el embarazo y el parto.

Son los médicos quienes deberían informar a las madres sobre las alternativas disponibles y sus derechos, pero en algunas ocasiones no se tiene en cuenta la opinión de las usuarias. "Ni siquiera cuando lo que se invade es su intimidad. Ejemplo de ello es la asistencia de alumnos de los hospitales universitarios en los partos" nos explica Beatriz.

"Tanto es así que ninguna usuaria tiene que aceptar determinados procedimientos por el simple hecho de que estén recogidos en un protocolo. Está en su derecho a rechazarlos y optar por otros tratamientos alternativos" añade. Una rutina habitual establecida por protocolo es poner una vía a las mujeres que estén de parto, una práctica muy discutida por algunas usuarias que, en su opinión, son tratadas como personas enfermas en vez de mujeres embarazadas.

Y si hablamos de la epidural, los datos reflejan que 7 de cada 10 mujeres que dan a luz en España, lo hacen con este tipo de anestesia. Tiene ventajas como la reducción del dolor o la posibilidad de vivir el parto totalmente despiertas, pero su administración también tiene grandes inconvenientes. El exceso de medicalización e instrumentalización del alumbramiento y el impedimento de que las madres puedan adoptar una postura que no sea la litotomía. Es decir, tumbadas boca arriba con las piernas en alto. Un método que, según nos explica Beatriz, no es nada beneficioso para la madre. Sobre todo cuando existen alternativas menos invasivas como una ducha de agua caliente, un masaje en los riñones, el gas kalinox o la walking epidural.