El lado estrafalario de Mariano Rajoy

Madrid

La idea de que Soraya Sáenz de Santamaría represente a Mariano Rajoy en los debates con los tres otros principales candidatos presidenciales es tan absurda que no merecería mayor comentario si no fuera porque se va a convertir en algo real: algo insólito, increíble, inconcebible, pero real. Ya solo faltaría que la señora Sáenz de Santamaría respondiera a las críticas que, sin duda, recibirá nada más aparecer en el escenario, alegando que la descalifican por ser mujer. Ojalá no se atreva a semejante disparate, porque supondría añadir la burla a lo que ya es un cúmulo de desatinos.

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No existe precedente en el mundo democrático, que se sepa, de un candidato presidencial que haya delegado en un portavoz su participación en un debate de ese nivel. A nadie se le había pasado por la cabeza hasta ahora y aunque ya sabemos que el señor Rajoy es un hombre muy original, sin posible imitación o copia, esta decisión supera el patrón para convertirse en un acto friki, de puro extravagante. No se le nota en la manera de vestir, por ejemplo, o en sus aficiones, pero solo a un friki se le puede ocurrir un comportamiento tan fuera de lo normal. Rajoy reserva su lado estrafalario para la política. Realmente somos un país asombroso.