Han vuelto los conspiranoicos del 11-M al olor de la sangre
¿Cómo razonar con hienas? Los hemos visto estos días volver a escribir columnas en diarios de tirada nacional y ocupar los platós de televisiones, donde siempre tienen cabida

Madrid
Son como los buitres y como tal se comportan. Han olido sangre en París los conspiranoicos del 11-M y aquí les tenemos de vuelta, tan impúdicos como siempre.


Con ellos, y ustedes les conocen muy bien, desde aquel vociferante locutor de radio, el otro jefe de los peones negros como el azabache, sin olvidar a aquel director de periódico al que echaron sus jefes y ahora boquea desde un digital. Con esos ejemplares, decimos: "nada vale", porque contra la locura –o la simple maldad- nada vale.
¿Cómo razonar con hienas? Los hemos visto estos días volver a escribir columnas en diarios de tirada nacional, como El Mundo, y ocupar los platós de televisiones, preferentemente las de los obispos, donde siempre tienen cabida – vaya casualidad- los más egregios representantes de la derecha extrema.
No crean ustedes que la Fiscalía ha movido un dedo ante quienes acusan a policías españoles de asesinar a 200 personas. En absoluto. Están muy ocupados en perseguir correos absurdos y tuits ridículos, en base a esa grosera Ley mordaza del ministro rezador, el inefable Jorge Fernández Díaz, y aplaudida hasta romperse las manos por todos y cada uno de los parlamentarios del PP.
Dicen los tratados de zoología que los carroñeros son necesarios para mantener el ecosistema. Conservemos, pues, a los zopilotes, los quebrantahuesos, los escarabajos carroñeros y hasta a las moscas verdes.




