Una serie para cada candidato

Madrid

Algún punto en común, anécdotas que vienen a nuestra memoria, declaraciones que nos resultan familiares... Buscamos a cada candidato a la presidencia del Gobierno una pareja televisiva. Todo sin maldad... Escucha la sección completa de televisión:

1.- Rajoy y los lapsus de Sarah Palin en Game Change

Alguna de sus entrevistas nos recuerda a lo que sufrió Sarah Palin en la miniserie Game Change, protagonizada por Julianne Moore. Esta serie nos descubrió que la candidata republicana de John McCain era un producto fabricado para intentar ganar votos y que también se hacía un lío con la geografía, con el lenguaje y con las nacionalidades...

2.- Pedro Sánchez y las promesas incumplidas de Show me a hero

El segundo en el carrera presidencial, Pedro Sánchez, candidato del PSOE, ha sido quizá el más complicado de ubicar en el mundo catódico. Al final, gracias a algunos de sus comentarios y a su pasado en el PSOE de Zapatero, podemos decir que nos recuerda a Show me a hero, la serie de David Simon sobre un alcalde que incumple su programa electora. Sánchez ha tenido que enmendar las propias decisiones de su partido en la etapa Zapatero como el protagonista de esta serie.

3.- Albert Rivera y los pactos sorpresa de Borgen

El tercero según las encuestas es Albert Rivera, al que le encanta compararse con los países nórdicos. Pues a Dinamarca nos lo llevamos, porque en Borgen, durante la campaña electoral, se representa muy bien los equilibrios que hay que hacer para no aventurar pactos ni contarle todo a los votantes. ¿Pactará Rivera con el PP o con el PSOE?

 4.- Pablo Iglesias y la irreverencia de Louie

El líder de Podemos comparte con Louie su acidez en muchos asuntos. Por ejemplo, nos recuerda al cómico que delante de un grupo de pijos en Los Hamptons, Nueva York, arremete contra su modo de vida, les compara con los esclavistas y les dice que no saben ni lo que vale un pollo. Iglesias también habló de echar a los pijos de las instituciones, antes de moderar su mensaje. ¿Los quitará si asalta la Moncloa?