Lo innegable es que Rajoy ha huido de los debates a cuatro
¿Alguien entiende el presidente no asista a un debate con los demás candidatos, y mande en su lugar a otra persona, sea Soraya Sáenz de Santamaría o el mismísimo lucero del alba?

Madrid
¿Hay alguien que entienda que el presidente del Gobierno no asista a un debate con los demás candidatos, y mande en su lugar a otra persona, sea Soraya Sáenz de Santamaría o el mismísimo lucero del alba, tanto da para lo que aquí queremos destacar?


Quizá haya muchas razones que hayan aconsejado tal proceder a Mariano Rajoy, pero a este Ojo no se le ocurre ninguna decente y responsable, acorde con el cargo, la representación que ostenta y la que sigue queriendo ocupar. Si es por soberbia –no discuto con segundones de la política y gente poco preparada, por ejemplo- sería terrible, porque significaría que considera a Soraya tan segundona e ignorante como Sánchez, Rivera o Iglesias, un insulto inaceptable a quien ha sido su fiel escudera, la única que dio la cara cuando Rajoy callaba o se escondía tras las pantallas de plasma.
Si por el contrario fuera miedo, o simplemente precaución para no perder el debate, con uno o con todos los contrincantes, estaríamos ante un indigno e imperdonable acto de cobardía política. Rajoy ha preferido los formatos inanes en los que podía reírse del respetable sin que nadie le pusiera en aprietos o le desnudara sus mentiras. El presidente ha huido, como de la peste, de los debates a cuatro donde hubiera tenido que responder, sin marrullerías, sobre corrupción, recortes y desigualdad.
¿Por qué será?




