Equidistancias

Madrid

Todos hemos visto imágenes terribles de la masacre de París, hombres armados que practicaban el tiro al blanco con los clientes de una pizzería. Es indudable que los testigos presenciales quedarán traumatizados de por vida, al igual que los civiles sirios que contemplen los cuerpos quemados, destrozados, partidos en dos, que produce un bombardeo.

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Albert Rivera apoya la intervención de España en la guerra contra Daesh, afirmando que en este caso no cabe la equidistancia. Su postura implica una indiferencia consciente por los daños físicos, psicológicos y morales que puedan sufrir los civiles sirios. Sin embargo, frente a una tragedia que azota a nuestro país, el programa de Ciudadanos observa una equidistancia tan rigurosa que ni siquiera habla de violencia machista, sino de violencia intrafamiliar, un término propio, acuñado sobre la marcha.

Este año han muerto 51 mujeres en España a manos de sus parejas o exparejas. Afirmar que el agravante de género en las penas de violencia doméstica es discriminatorio, puesto que un niño también sufre si ve a su madre matar a su padre, es algo más que un mal argumento, más que una ofensa a las víctimas. Es un indicio de lo que puede significar la nueva política que vende Rivera. Un envoltorio cosmético, plastificado, de ideas tan repugnantemente viejas como que el machismo es un accidente azaroso, una suma de casos individuales sobre los que no se debe generalizar. Las mujeres españolas deberían reflexionar sobre esto antes de ir a votar.