Laia Costa frente a Rachel Weisz y Charlotte Rampling

Berlín

Laia Costa debe ser una de las jóvenes españolas que más ama Berlín. "Berlín es mi amor ahora mismo. Aquí he vivido mi primer protagonista, rodando dos meses aquí. En Berlín viví mi primer festival de cine, jamás había ido a ninguno. En Berlín viví mi primera fiesta del cine. Jamás he ido a los Goya ni a los Gaudí y además viví mi primer premio". Berlín es una ciudad talismán para Costa que este sábado acude con una energía apabullante a los Premios del Cine Europeo gracias a Victoria, película germana dirigida por Sebastian Schipper.

Costa ya ha ganado un premio Lola, el equivalente a los goya en Alemania. Con este papel de una joven española emigrante en Berlín y que no se atreve a tomar las riendas de su vida, se mide ahora a intérpretes de la talla y trayectoria de Charlotte Rampling -que además recibirá un premio a toda su carrera- y de Rachel Weisz. "Todavía me acuerdo de salir del cine de ver Ágora y flipar con ella", dice ilusionada y obsesionada por hacerse una foto tras la gala con las dos actrices.

Llegó a la profesión hace cuatro años, con 26, después de haberse doctorado en Publicidad y haber trabajado en campañas publicitarias como la de IKEA o de Vueling. "Tengo una relación distinta con la profesión que la de otros actores que empezaron más jóvenes". Reconoce la actriz que define esta profesión casi por azar. "Tenía tiempo libre, ya no podía jugar al basket, y me apunté con mi hermana a un curso de interpretación". Tras el éxito de Victoria, dice Costa que recibe muchas más ofertas, sobre todo europeas y que ya no le piden hacer casting. "Ahora el miedo es la responsabilidad de elegir".

Victoria, rodada en un plano secuencia de madrugada en la capital alemana, es un ejemplo del mundo global y multicultural en el que vivimos. Es una película alemana, con una española y rodada en inglés. "No es un tema único de España, sino de todo el mundo. Ahora la gente joven, y no tan joven, se está moviendo por todo el mundo en busca de trabajos y oportunidades. Por la crisis económica y social, la gente hace las maletas con mucha más facilidad", señala Costa que vive en Miami y, como muchos jóvenes españoles, tiene a muchos de sus amigos expatriados.

Mucho más conocida fuera de España que dentro, Costa reconoce que tiene una carrera pequeña pero que ha participado en proyectos que la han puesto al límite como intérprete. No solo con Victoria, en la que no había guion y encima se rodó del tirón y en inglés; sino que la actriz pone como ejemplo el rodaje de la serie catalana Pulseras rojas, en la que interpretaba a una enferma de cáncer y tuvo que raparse el pelo. "Me di cuenta, cuando estaba en un restaurante, de cómo la gente de las mesas de alrededor deliberaba si estaba o no enferma".

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Y, ¿qué pasará si gana este sábado el premio a mejor actriz? "¡Voy a quemar Berlín!".