Antropología política

Madrid

Va a ser muy interesante saber cuántos espectadores siguen esta noche el cara a cara entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. El debate a cuatro del pasado lunes, ese del que voluntariamente se ausentó el presidente del gobierno, marcó unas cifras espectaculares –por encima de los nueve millones- y no será fácil superarlas. Pero la cita de hoy, al margen de otras consideraciones, creo que tiene un valor añadido en clave casi antropológica: certificar el entierro del bipartidismo. Hombre, es verdad que la última paletada se la echarán los votos del domingo; y también es evidente que tanto el PP como el PSOE –ya veremos en qué orden- seguirán desempeñando un papel clave en la escena política. Pero si esto que estamos viviendo es un fin de etapa –que lo es- el de hoy puede ser también el último debate con este planteamiento. Hay nuevos actores, todo es más poroso, menos dogmático, venimos de unos años atroces en términos de crisis, corrupción y desigualdad, y el país gira alrededor de una idea central que es el cambio. Tengo la sensación de que esta es la gran pelea para los últimos días de campaña: ver quién enarbola con más fortaleza la bandera del cambio, quién la hace suya entre los millones de indecisos que siguen deshojando la margarita.

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Es obvio que tanto Podemos como Ciudadanos son los mejor situados para conseguirlo, pero tampoco puede desdeñarse el espacio que le queda al PSOE, sobre todo si Pedro Sánchez aprovecha su oportunidad de esta noche, arriesga sin meter la pata –que no es fácil- y en su partido hacen algo más que silbar para echarle una mano. El PP ya sabemos que juega otra Liga; el PP ya hace tiempo que optó por otra bandera, que es la del continuismo, y parece que no le va del todo mal a tenor de las encuestas. En cualquier caso, su retroceso –igual que el del PSOE- están garantizados. Así que yo me sentaré esta noche ante la tele con una sensación un poco rara: mitad partido de Champions, mitad documental de animales exóticos, o en peligro de extinción. Y al final no sé si ganarán los goles o los rugidos; ni quién hará más ruido en la selva de Internet. Pero yo lo veré; seguro.