John Belushi, el rey del exceso
En nuestra sección de “Crónica negra” recordamos la muerte por sobredosis de John Belushi, el gordo de los Blues Brothers.
Madrid
Corría el año 1980 y los Blues Brothers se habían convertido en la pareja favorita del público americano. Dan Aycroyd y John Belushi practicaban el espectáculo total en el que fusionaban la comedia y la música. Su película “Granujas a todo ritmo” arrasaba en las taquillas. Dos años después, el 5 de marzo de 1982, Belushi fallecía de una sobredosis de heroína en el bungalow en el que se alojaba en el selecto Hotel Chateau Marmont de Los Ángeles.
John Belushi, el rey del exceso
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John Belushi fue uno de los tipos más anfetamínicos que ha dado el mundo del espectáculo americano. Saltó a la fama como uno de los cómicos del reparto original del “Saturday Night Live”, el famoso programa de humor de la televisión de Estados Unidos. Allí coincidió con otras futuras estrellas de la comedia americana como Chevy Chase, Bill Murray o Dan Aykroyd, con el que crearía a los Blues Brothers como personajes recurrentes del programa. En 1978 grabaron su primer disco con el que alcanzaron el número uno de las listas, un caso insólito para un primer álbum de un dúo que no era esencialmente musical.
De la televisión y la música Belushi dio el salto al cine interpretando siempre personajes disparatados, tan excesivos como él mismo. Le vimos, por ejemplo, en “1941” de Steven Spielberg haciendo de piloto tronado que persigue japoneses en suelo americano o en “Desmadre a la americana”, tragándose una hamburguesa de un solo bocado para luego vomitarla sobre sus compañeros de mesa.
John Belushi era un genio a su manera. Lo malo es que también era un insaciable. Consumía de todo y en grandes cantidades: comida, sexo, drogas, alcohol… El director John Landis se sentía incapaz de controlarle durante el rodaje de “Granujas a todo ritmo”: “Todos los días los maquilladores debían hacer un gran esfuerzo para disimular las secuelas que la droga estaba dejando en John – recordaba el director– sus ojos estaban permanentemente velados, su nariz congestionada y padecía una ronquera crónica.” Un día se hartó, entró en su roulotte de improviso y le tiró toda la cocaína por el váter. El actor se abalanzó sobre Landis como un poseso y acabaron a puñetazos. El director estaba decidido a suspender el rodaje pero el actor rompió a llorar, le dijo que estaba muy avergonzado y le prometió que iba a dejar la droga después de aquello.
Sin embargo el actor no cumplió su promesa y continuó con su desenfrenado modo de vida. Belushi era un habitual consumidor de cocaína, anfetaminas, peyote y LSD. Eso sí, no consumía heroína porque odiaba las agujas. En Hollywood tenía una pandilla de incondicionales entre los que estaban Robin Williams, Carrie Fisher o Linda Blair, la chica de “El exorcista”, todos ellos adictos a la cocaína. La noche de su muerte Robin Williams y Robert De Niro estuvieron con él en su bungalow pero al día siguiente trabajaban y no se quedaron hasta muy tarde. Hacia la una de la madrugada John Belushi se quedó solo y en algún momento de esa noche le visitó la muerte.
Una de las cosas que más extrañó a la policía fue que junto a su cadáver no se encontraron drogas de ningún tipo y no había marcas visibles de pinchazos en el cuerpo, algo por otra parte lógico debido a su pánico a las jeringuillas. Hasta que el forense encontró una pequeña marca en el codo derecho. Era un diminuto pinchazo de aguja. Al tratarse del codo derecho era evidente que alguien le había ayudado a inyectarse, ya que al ser diestro Belushi no habría podido hacerlo con esa precisión y con un pinchazo tan limpio.
La intervención de otra persona convertía el caso en homicidio y pronto las pistas llevaron hasta Kathy Smith, una amiga del actor que le servía de camello. La joven acabó confesando que fue a visitar a Belushi aquella noche a su bungalow y éste le dijo que quería probar la heroína por primera vez. Entonces ella se encargó de pincharle. Casi al momento el actor sufrió una sobredosis; la chica se asustó y salió huyendo. Pero antes de irse limpió la habitación para borrar sus pistas; de ahí que no se encontrara ninguna droga junto al cadáver. Todo el mundo quedó conmocionado al conocerse la historia. Robin Williams lo explicaba así: “La muerte de John fue una señal de alarma para muchos. Belushi era el más fuerte de todos. Era como un toro, tenía una energía increíble. Su muerte asustó a mucha gente del espectáculo causando un gran éxodo dentro del ambiente de la droga. Yo mismo decidí dejarla. De haber sabido que aquella noche John iba a inyectarse heroína me habría quedado para intentar evitarlo. Pero con él todo era imprevisible.”
Kathy Smith fue condenada por homicidio involuntario y pasó tres años en la cárcel. Aquel pinchazo se llevó a John Belushi con tan solo 33 años, vistiendo de luto a Hollywood, el mismo color de su disfraz artístico. Hoy en día lo único que nos queda de él son media docena de películas y unos cuantos discos de rhythm and blues. Un testamento escaso pero que ha servido para convertir al actor en todo un mito y en uno de los mayores exponentes del desenfreno de los años 80.
Antonio Martínez
Lleva más de 30 años en la SER hablando de cine y de música. Primero en 'El cine de Lo que yo te diga',...