Juicio y prejuicio
Ayer se inició la escenificación de un drama cuyos tres actos preceptivos, exposición, nudo y desenlace, se escribieron tiempo atrás en los medios de comunicación, y el veredicto, nuestro veredicto, fue dictado hace mucho tiempo
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Madrid
Ayer comenzaron a ser juzgados los culpables del caso Nóos. Digo culpables porque para nosotros lo son sin ninguna duda. El juicio está por hacer pero el prejuicio está consumado. Ayer se inició la escenificación de un drama cuyos tres actos preceptivos, exposición, nudo y desenlace, se escribieron tiempo atrás en los medios de comunicación, y el veredicto, nuestro veredicto, fue dictado hace mucho tiempo. Es una aberración democrática, pero es así. Incluso diríamos que es una aberración casi imposible de evitar. Los tiempos de la justicia han de ser lentos, por razón del garantismo, pero en la sociedad actual los tiempos de la comunicación son vertiginosos y de esta desincronización se deriva el mayor agujero negro de la democracia para el que no hemos encontrado solución.
Como además el hermetismo es casi imposible, porque ya no hay muro sin fisuras, el secreto del sumario ha dejado de existir, y la presunción de inocencia es una simple jaculatoria para salvar las formas, como los ‘muy señor mío’ o ‘Dios guarde a usted muchos años’ de los antiguos documentos oficiales.
La democracia es una idea pero también es un procedimiento. ¿Sigue viva la idea de la democracia cuando se desmorona el procedimiento?
