Una segunda oportunidad
Varios voluntarios en Lesbos transforman los chalecos salvavidas de los refugiados en colchones aislantes. Así, evitan que estas personas pasen frío y que el material termine en la basura
Chalecos salvavidas atados entre sí formando un colchón gigante para los refugiados de Lesbos / Anezka Marie Sokol (Pinterest)
Madrid
Los chalecos que llevan los refugiados en sus largas travesías por mar pueden salvar doblemente sus vidas. Anezka Marie Sokol y Mads Damgaard Petersen son dos jóvenes daneses que pasaron 13 días como voluntarios en la isla griega de Lesbos. Habían oído historias de personas que dormían al raso a cinco grados bajo cero. Anezka y Mads buscaban la forma de reducir el impacto del frío en todos aquellos que no caben en los centros de acogida de la isla facilitados por el gobierno heleno.
Más información
A pesar de que los chalecos salvavidas vienen mojados, los dos se dieron cuenta de que el material de gomaespuma con el que están fabricados es un buen aislante. "Había montañas de chalecos en la orilla de las playas, así que, antes que deshacernos de ellos, los reutilizamos para hacer colchones", explica Mads.
Fue una actividad relativamente sencilla, a la que se unieron más de 10 voluntarios. "Quitábamos los cinturones, abríamos los chalecos y, con una navaja, agujereábamos la parte baja y los atábamos unos con otros con cremalleras y correas", recuerda Anezka. Al principio, los refugiados no querían tener demasiado cerca esos chalecos por los recuerdos que les evocaban, pero incluso ellos colaboraron cuando vieron la intención que había detrás de la labor de los dos daneses. "Hasta los mejoraban: abrían la parte de arriba de los chalecos y se hacían una almohada", dice Anezka. El trabajo dio como resultado colchones entre cinco y siete centímetros más gruesos que una esterilla convencional.
Post de Facebook que Anezka Marie Sokol publicó con su compañero Mads Damgaard Petersen tumbado sobre uno de los colchones. Las temperaturas nocturnas en la región alcanzaban los -5º C. "El frío se entiende en todas las lenguas. ¿Alguna vez te has helado / Anezka Marie Sokol
Post de Facebook que Anezka Marie Sokol publicó con su compañero Mads Damgaard Petersen tumbado sobre uno de los colchones. Las temperaturas nocturnas en la región alcanzaban los -5º C. "El frío se entiende en todas las lenguas. ¿Alguna vez te has helado / Anezka Marie Sokol
Según datos que maneja ACNUR, entre 50 y 500 terminan durmiendo a la intemperie cada noche, muchos de los cuales arrastran hipotermia de las travesías marítimas. Los voluntarios levantan tiendas de campaña, pero el principal problema es que esas tiendas no disponen de aislamiento para proteger a los refugiados del frío o la lluvia. Por eso, sus compañeros continuaron con su iniciativa. "Lo que están haciendo ahora es juntar muchos chalecos y fabrican verdaderas alfombras sobre las que la gente duerme y sobre las que colocan las tiendas", informa Mads.
Anezka y Mads están en casa desde el pasado 7 de enero. No saben exactamente cuánta gente habrá evitado un poco más el frío gracias al nuevo uso de los chalecos. Pero recuerdan que, en las dos semanas escasas que pasaron en Lesbos, llegaron a fabricar más de 50 colchones.
Símbolo gigante de la paz sobre un monte de Lesbos (Grecia) / Greenpeace
Símbolo gigante de la paz sobre un monte de Lesbos (Grecia) / Greenpeace
- La vida solidaria de los chalecos
