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SUNDANCE 2016

Todd Solonz en Sundance: “Me gusta provocar y que me provoquen”

El director de “Happiness”, vuelve al festival que le descubrió con “Weiner Dog”, una grotesca comedia sobre las vidas de un perro salchicha que va pasando de dueño en dueño, dejando al descubierto las miserias de la edulcorada sociedad americana.

George Frey EFE

Utah

El niño terrible del cine indie de los 90 ya peina canas. En 1995 ganó en Sundance el Gran Premio el Jurado con la rompedora “Bienvenidos a la casa de las muñecas”. Todd Solondz tiene 57 años y su mirada aviesa mantiene la tersura del principio: “Cuando voy al cine espero que me provoque y eso es lo que intento hacer en mi cine: provocar”. Weiner Dog no es una de sus películas más morbosas, pero sí que supone una desasosegante mirada a una sociedad que esconde miserias a toneladas detrás de los efusivos saludos entre vecinos. Es entretenida y ácida, pero está años luz de la brutal historia de Happiness que desde la seca sobriedad se metía en las entretelas de un padre pederasta.

El perro salchicha del título va pasando de un dueño a otro, sin explicación alguna. Es una película de segmentos que se burla del buenismo y la hipocresía burguesa. Julie Delpy es una madre fría que trata con la misma falsedad a su hijo que al perro, Danny De Vito es un guionista fracasado y deprimido que odia a sus alumnos de la escuela de cine – algo normal- ya que Solondz los describe como un atajo de pijos mimados y repelentes. Ellen Burstyn, Greta Gerwig y Kieran Culkin completan un reparto de personajes patéticos y perdidos en la egolatría del Primer Mundo.

La historia más conmovedora es la de Danny De Vitto, que tras varios años alejado del cine reconoció que su personaje le tocó especialmente porque coincidió con una depresión real. Sabe a poco su segmento y otros se olvidan fácilmente.

Los colonos israelíes se definen a sí mismos

El veterano director israelí Shimon Dotan ha presentado el documental The Settlers, un brutal repaso de la historia de los colonos de los territorios ocupados de Cisjordania desde 1967 hasta la actualidad. Lo escalofriante de esta película es que son los propios colonos los que hablan a la cámara justificando, con total naturalidad, la apropiación de Palestina en cumplimiento la palabra divina. Se definen como racistas, bromean con matar a árabes e incluso aceptan que Israel ha creado una suerte de Apartheid. El fanatismo que corroe Israel y sus problemas de convivencia entre religión política son cuestiones que quedan brillantemente abiertas ante el espectador.

Todd Solonz en Sundance: “Me gusta provocar y que me provoquen”

Estas dos películas, de directores consagrados, forman parte de la sección Premiere, estrenos mundiales que no entran en competición de este curioso festival en el que las sesiones están abarrotadas de público. En estas dos películas ha habido muchas caras desencajadas. Son los gajes del cine independiente.

 
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