¿Por qué nos hacemos trampas con las jubilaciones?
Es verdad que todo lo que propone la OCDE es mera literatura si no se genera trabajo suficiente para que los mayores no salgan del mercado antes de tiempo y los jóvenes puedan entrar antes de hacerse viejos. Pero el drama no es la dificultad del reto sino que no se hable de ello.

.

Madrid
Hace un año la OCDE advirtió que “hay que trabajar más tiempo y contribuir más” para sostener las pensiones. Como voz que clama en el desierto, hace un mes tuvo que reforzar el mensaje y reclamó acabar con las prejubilaciones en las empresas y las jubilaciones anticipadas que permiten los estados con condiciones.
La petición parece lógica para equilibrar la pirámide entre los que cotizan y quienes viven de su retiro, y para acabar con las trampas que los estados se hacen al solitario fijando, como sucede en España, una jubilación legal a los 67 años cuando la real está en 62, dos menos que la media europea. Pero también para acabar con una perversión del sistema: que una empresa o el estado prefieran pagar a un trabajador por no trabajar que por hacerlo. Es verdad que todo lo que propone la OCDE es mera literatura si no se genera trabajo suficiente para que los mayores no salgan del mercado antes de tiempo y los jóvenes puedan entrar antes de hacerse viejos. Pero el drama no es la dificultad del reto sino que no se hable de ello.




