Tanta incertidumbre suelta demasiado las lenguas

Madrid

La mayoría de los representantes de las fuerzas políticas con representación parlamentaria, que ya se han entrevistado con el Rey en esta segunda ronda de contactos, le han pedido al monarca que busque una solución para salir de este bloqueo en el que nos encontramos y que empieza a hacerse eterno. Y debería hacerlo de manera urgente por la deriva que están tomando estos días sin negociaciones pero con muchas declaraciones.

Y las palabras empiezan a hacerse insoportables. Ex presidentes de gobierno que hablan sin querer decir, para que nadie diga que marcan sendero pero marcándolo. Mariano Rajoy, un presidente a la fuga que no asumió la responsabilidad de someterse a la investidura, apremiando a Pedro Sánchez, líder de la segunda fuerza más votada, la segunda no la primera, que espabile y que haga algo, mientras él espera sentado en Moncloa. Claro que durante la espera la corrupción como la carcoma va avanzando por los cimientos de su partido y ya está llegando a la cocina.

Más, el portavoz del Partido Popular en el Congreso, Rafael Hernando calificando a Podemos de golpistas, sin nombrarles, pero como haciendo la gracia. El líder de Ciudadanos navegando en el mar revuelto de la corrupción del PP y queriendo ser alguien en la negociación y en el futuro, asegurando que no se puede arrinconar al PP por la corrupción porque le han votado siete millones de ciudadanos, como si los votos limpiaran o legitimaran los comportamientos corruptos. El mismo Rivera que alardeó de línea roja con la corrupción cuando tuvo que pactar en Andalucía.

Más, el PSOE, el de Pedro Sánchez, desayunando con lo que dicen sus mayores y contradiciéndose a sí mismo en los pactos de la mesa del Congreso. Para castigar a Podemos si le sirve la alianza con el PP. Y Podemos que de cada decisión en el Congreso hace una guerra, cada decisión se convierte en una excusa para hablar del bunker.

Y en esto nos distraemos estos días, en el fuego de artificios, en el ruido, en un ruido ensordecedor. Y por eso es importante que empiece en serio la negociación, que corran los tiempos y que sepamos qué va a ser de nuestro futuro. Tanta incertidumbre suelta demasiado las lenguas.