Seres humanos como paquetes

Madrid

No se sabe bien qué puede estar pasando por la cabeza de unos dirigentes políticos, los dirigentes de la Unión Europea, para que lleguen a creer que los seres humanos son como paquetes que se envían, reexpiden y trasladan de un lugar a otro sin tener en cuenta sus opiniones o necesidades y sin preguntarles nada.

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¿Cómo es posible que los jefes de gobierno de los países miembros de la Unión Europea crean que es razonable reenviar a Turquía a los refugiados que han llegado ya a Europa, atravesando mil penalidades y peligros, con la increíble promesa de que ya les irán trayendo, otra vez, de uno en uno, más adelante? ¿Cómo esperan acarrear a Turquía a decenas de miles de personas, en buena parte mujeres y niños, que han llegado ya a Europa y que no son refugiados propiamente dichos, sino inmigrantes que huyen de la catástrofe y la violencia? ¿Quizás en vagones ferroviarios de ganado, con las puertas cerradas y vigilados por un cuerpo especial de guardias, armados con metralletas? ¿Hay alguien con un mínimo de raciocinio que no crea que esa idea es el colmo del disparate y del absurdo?

La presencia de los refugiados sirios, afganos o iraquíes en Europa presenta un problema, sin ninguna duda, pero no un problema insuperable. Lo que será insuperable, lo que dejará una herida sin sanación posible, será la ruptura de todos los principios humanitarios que ayudaron a crear la propia Unión Europea. Si esta locura sigue adelante, habrá vencido el ultraderechismo del húngaro Viktor Orban y se nos avecinan, a todos, enormes males.