Un crudo bocado de realidad
Para este delincuente, la libertad, era menos valiosa que su necesidad de venganza. Y su código de honor establecía una única manera de resolver una traición.
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Madrid
La sed de venganza es una sensación placentera. Saboreamos cada segundo mientras la planificamos, disfrutamos imaginando el dolor de nuestra víctima. Con ella se activan los mismos centros de placer que se ponen en funcionamiento cuando comemos algo dulce. Y el protagonista del 'Caso Real' de esta semana, bien sabía de lo que hablamos.
Carlos Quílez se sumerge en una nueva historia de traición y venganza. Periodista, investigador y escritor, Carlos Quílez es autor de ocho novelas y recientemente ha publicado 'Sigue la Mala Vida' (Editorial Del Revés).
Sinopsis: Manuel Carrasco Montesinos fue uno de los mejores atracadores de bancos de los años 80. En solitario, perpetró más de 200 ‘palos’ sin derramar una gota de sangre. Era un delincuente en vías de extinción. Un día decidió atracar una sucursal junto al Antonio, un yonqui de las 3.000 viviendas de Sevilla. Fue en ese momento, cuando su vida cambió para siempre.
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