Héroes sonados
Corren malos tiempos para los héroes del siglo XX
Madrid
Corren malos tiempos para los héroes del siglo XX. Nacieron en la posguerra revestidos de valores resplandecientes y con la entrada del XXI han ido desorientándose hasta llegar a la decrépita situación actual de estar directamente sonados.
Christopher Nolan supo dar un tono de poética melancolía a la trilogía de Batman protagonizada por Christian Bale, pero Zack Snyder – 300 (2006), El Hombre de Acero (2013) – ha ido mucho más allá en la oscuridad y ha dejado a Superman y Batman al borde del precipicio mental. Son personajes irreconocibles en su amargura, y como película de entretenimiento resulta soporífera; tarda una hora en arrancar y pierde por el camino a aquellos espectadores que no estén en la pomada de los comics DC.
El fichaje de Ben Affleck se confirma como un patinazo, desde el principio cuestionado por los fans de Bruce Wayne que – con razón – reclamaban a un actor de mayor registro dramático que el director de Argo no tiene. Affleck está agarrotado en un papel de héroe desaliñado y al borde del colapso mental, un viaje emocional que queda sin explicar y que remata en su pérdida con la compañía de su mayordomo Alfred – Jeremy Irons- tan desolado y desgreñado como su amo. El director Zack Snyder asegura los dos, Bruce Wayne y el mayordomo Alfred “después de 20 años luchando contra criminales son adictos a la violencia, y ya no les importa si ganan o pierden”. Interesante sí, pero no está lo suficientemente desarrollado.
Y ¿Qué hay de Superman? El británico Henry Cavill tampoco es un intérprete de matices. En este caso, lleva el peso de la tragedia al ser cuestionado como héroe justiciero (“ Superman no responde ante nadie, ni siquiera ante Dios”) y es repudiado por la ciudad de Metropoly. El abigarramiento de las batallas sobre croma, la pomposidad de las parrafadas y los pucheros de Cavill hacen que el relato colapse.
Hay que reconocer que Snyder ha elegido el camino más tortuoso para hacer este primer encuentro coral de los héroes de los Comic DC. No hay chistes cínicos al estilo de Los Vengadores, y en cambio, ha optado por reflejar la sociedad del miedo que atenaza al siglo XXI occidental con un compendio de las incertidumbres y amenazas que atenazan a los ciudadanos. Snyder se ha dejado en el tintero el placer juguetón de los viejos héroes y ha puesto sobre la mesa debates actuales: seguridad/libertad y tecnología/poder. Sugerente como pieza de estudio político, un tostón de película.